El escepticismo es lo que parece sobresalir en los empresarios argentinos respecto a que el Consejo Económico y Social sea capaz de solucionar dos graves problemas del país: la falta de inversión y la inflación. Esta falta de confianza se sustenta en algunos rasgos crecientes. El más elemental es que no se advierte una política para atenuar precios y reclamos salariales.

El otro motivo de escepticismo empresarial involucra al secretario de la CGT, Hugo Moyano. La pregunta que surge es qué capacidad tiene el líder gremial para pedir a sus pares que lo sigan en sus reclamos, cuando él mismo tiene un 80% de imagen negativa. El problema es de gestión. Acaso el principal de un gobierno que ha logrado en siete años, un éxito incuestionable en la construcción de poder, pero que se demostró débil en cuestiones embrionarias propias de cuadros técnicos, justamente por privilegiar la lealtad. Resulta cuestionable que las dos grandes preocupaciones de la ciudadanía, la inseguridad y la inflación, no sea una cuestión prioritaria de los organismos técnicos y económicos del gobierno.

Un repaso por el Ministerio de Planificación, transformado en el más importante de la gestión oficial, permite ver que la mayor parte de los sectores de esa área tienen, en relación con la demanda, igual o peor oferta que hace diez años. Electricidad, gas, petróleo, nafta, gasoil y transporte ferroviario, terrestre y aéreo son algunos casos. Otro test pudo haber sido el reciente traslado de vuelos a Ezeiza, planeado con un año de antelación. Ese lapso no alcanzó para prever, por ejemplo, enchufes para las computadoras de los mostradores de la Terminal C durante el primer día. Algo falló: las aerolíneas perdieron dinero, hubo que cancelar vuelos y las obras, que fueron las razones del cambio, tampoco se concluyeron.

Pero hay ejemplos más abarcadores. Tras el período de crecimiento más alto en la historia, la mayor parte de los clientes bancarios no tiene acceso siquiera a un crédito prendario para cambiar el auto. Gran parte de esas operaciones se hace, como en los \'80, al contado o con planes de ahorro. Respecto a los planes hipotecarios, las tasas de préstamos al sector privado en relación con el PBI, incluidas las empresas, fue en 2010 del 13%, frente al 23% de antes de 2001. La tasa llega al 41,3% en Brasil y al 70% en Chile.

Con este panorama real resulta poco esperanzador que el Consejo Económico y Social pueda lograr un pacto eficaz cuando no existe una voluntad colectiva y oficial en buscar las soluciones para los problemas más acuciantes.