Aunque se está implementando en todo el mundo, China es el país de mayor desarrollo a nivel mundial en tecnologías de reconocimiento (especialmente el facial). Si bien no hay información oficial, se estima que tiene instaladas cerca de 400 millones de cámaras en la vía pública y en espacios estratégicos con capacidad de reconocimiento facial y ya tendría registrada a más de la mitad de su población de 1.400 millones de habitantes.
Actualmente, para contratar nuevos servicios de telefonía móvil se tiene que pasar obligatoriamente por un escaneo facial de modo que, es probable que en poco tiempo llegue a casi el 100 % de su población en sus registros de imágenes.
"Estas increíbles tecnologías se pueden utilizar tanto para prevenir el crimen, localizar personas perdidas y muchas otras cosas buenas o también para vigilarnos y limitar nuestras libertades".
Sobre está base, ha creado varios algoritmos de Inteligencia Artificial para su procesamiento. Por ejemplo: las redes del metro y los aeropuertos ya utilizan hace varios años esta tecnología de reconocimiento como medida de seguridad, pero también las cadenas de supermercados ofrecen a los clientes la opción de pagar utilizando la cara. Además se ha constituido una importante herramienta estratégica para atravesar la pandemia y el control de la cuarentena.
Hay una aplicación de puntuación de crédito social que mide el nivel de confianza e interacción de los ciudadanos entre sí para establecer una clasificación de los individuos. Los que logran puntuaciones altas, son recompensados con algunos privilegios como prioridad para el check-in en hoteles o más coincidencias en aplicaciones de citas. Por otro lado, los que tienen baja puntuación son castigados con penalizaciones como la de hacer más lento su acceso a Internet o algunas restricciones para viajar.
La Policía china usa gafas de reconocimiento facial para detener sospechosos con un programa que es capaz de reconocer en segundos al ciudadano que se busca entre millones de habitantes.
Existen aún algunas dificultades con este tipo de tecnologías, pero en caso de que el reconocimiento facial no funcione, ya existen aplicaciones que trabajan sobre el ojo humano y varios fabricantes están explorando la biometría de la piel. Este método analiza una imagen tomada de un sector de la piel y la divide en fragmentos más pequeños para distinguir, los poros, las líneas, el color y la textura de la piel de una persona.
Uber aplicará técnicas de reconocimiento facial a sus conductores, en Argentina ya se ha creado la primera herramienta de reconocimiento de ganado y, como si todavía no terminamos de asombrarnos, Amazon trabaja en un algoritmo de reconocimiento de emociones.
Hacia aquí avanza todo el mundo y la Argentina, que ya está utilizando cada día más estás aplicaciones, no será la excepción, a pesar de los graves problemas que atraviesa.
Estas increíbles tecnologías se pueden utilizar tanto para prevenir el crimen, localizar personas perdidas y muchas otras cosas muy buenas o también para vigilarnos, controlar nuestros movimientos y limitar nuestras libertades.
La mejora de la seguridad y la efectividad de esta técnica se contrapone con la libertad y el derecho a la intimidad de las personas y el debate ético, jurídico y político recién comienza.
Por eso es necesario que nos preguntemos: ¿Tengo conciencia de cómo estos avances van penetrando nuestra vida cotidiana? ¿Cómo puedo aprovechar estás tecnologías para mejorar mi trabajo y simplificar mi vida? ¿Puedo compatibilizar la tensión entre el beneficio de la seguridad y la pérdida de libertades y de privacidad?
Por Gustavo Carlos Mangisch
Director de Innovación y Calidad en Educación del Espacio Excelencia y de la Maestría en Nuevas Tecnologías (UCCuyo)
