Uno de los problemas más urgentes que debe resolver el sector político es la distribución de la energía eléctrica en el territorio sanjuanino, que parece claramente deficitaria debido a los innumerables cortes que desde fines del año pasado hasta lo que va del actual se suceden frecuentemente. La ciudadanía se pregunta cuáles son las raíces del problema. Entre las respuestas figuran en el imaginario colectivo la falta de mantenimiento e inversión, pese a que los responsables han contestado que son factores ajenos a su propia área los que afectan el problema hidroeléctrico.
Los reclamos de los habitantes son innumerables y hubo sectores que carecieron de luz por más de cinco días. Desde el EPRE organismo de control y seguimiento del servicio eléctrico, han dado una serie de medidas para contribuir a que no colapse el sistema en San Juan. La población entra así en un plan energético restrictivo que no siempre es justo, pues debió abonar en tiempo y forma sus facturas. La comunicación en algún punto ha sido interferida y el EPRE no encuentra respuesta satisfactoria ya que el hombre común no desea que lo perjudiquen.
La luz es un bien de todos y comprender esta frase que no es banal ni vacía integraría un plan de concientización que apoyaría a la empresa como fuente de trabajo y aportaría al progreso de San Juan.
Desde la más tierna edad, los padres primero y los docentes después, deben enseñar a preservar este recurso no renovable para el que se están buscando otras alternativas. Un programa de capacitación dirigido por el EPRE a la población no es una iniciativa descartable pero además la comunicación debe ser fluida, verás, convincente y por otra parte debe impulsar a las autoridades de Energía San Juan a acciones más directas para proteger a los ciudadanos de estos cortes.