Según Russak hay una preocupación constante en la actualidad por los impactos ambientales positivos y negativos de las actividades humanas, pero en especial del turismo considerado como el fenómeno social por la excelencia y como fuente de atracción para inversores e ingreso de divisas que sustentan el desarrollo económico de los pueblos.

Uno de los grandes dilemas que se plantea es si el turismo constituye un peligro para los ecosistemas, es decir, si es un amigo cordial o un auténtico enemigo de la más saludable naturaleza. A modo de hipótesis futuras, con todos los estragos que ha habido en el orden climático qué clase de turismo se prevé para el futuro en escenarios que de repente nos parecen paradisíacos y luego por diversas catástrofes desaparecen.

Los tratadistas señalan que la influencia del hombre modifica el entorno natural pero también otros con una visión más mercantilista exaltan la belleza del paisaje y la presencia del hombre como un factor de cambio y de progreso. Entre algunos aspectos negativos se encuentran la contaminación de los mares, el suelo y el aire; las extinciones de la flora y de la fauna, introducción de especies exóticas, pérdida de fertilidad de los suelos, la desertificación de vastas regiones, gran producción de residuos y la deforestación de selvas y bosques. En esto hay que evaluar qué responsabilidad le compete al turismo, cuál es la injerencia directa y en tal caso qué consecuencias trae a los países.

Pero como contrapartida nos preguntamos si estos impactos ambientales no nos dejan también sin destinos turísticos. Hay un mundo que espera una respuesta a estos interrogantes y algunos son actores directos y factores de decisión como los gobernantes y encargados de políticas referentes al turismo y los protagonistas de la actividad turística. Es decir: ¿Cuáles son las actividades verdaderamente vinculadas al turismo?, ¿Cuál es su incidencia? ¿En qué modifica la oferta turística la incorporación de grande regiones?

Por otra parte, es interesante dirigir una mirada abarcativa y otra exploratoria sobre el Patrimonio turístico y eso contribuye a un estudio científico en el ámbito más renovador de la Turistología. En realidad, los más avanzados investigadores intentan que el turismo se convierta en "una herramienta\'\' que ayude y movilice la economía dentro de lo que se denomina "el desarrollo sustentable\'\'. En esta visión del turismo moderno, aparece el ecológico, el rural y el de aventura, donde San Juan ocuparía un lugar de privilegio gracias a sus condiciones naturales.