Cuando un profesor entra a un aula en todas las escuelas argentinas, se ponen de pie un promedio de 30 alumnos por curso, que representan como hijos a treinta familias, es decir a casi 150 personas vinculadas al hecho educativo.


Solamente un profesor es sinónimo de educador de grandes masas en la promoción de los pueblos. No se trata en particular de hablar del profesor de un nivel educativo; lo podemos hacer desde los jardines de infantes, desde la escolaridad primaria o secundaria, o desde el mismo nivel superior o desde la educación especial. Para todos los casos hablamos de "un profesor". ¿Por qué destacamos en este tiempo su figura? y ¿por qué no es la misma que la de un docente? Justamente la respuesta es que todos son docentes porque enseñan o están relacionados a la educación, padres, agentes comunitarios, administrativos de escuelas, profesionales independientes, técnicos, ayudantes de clases prácticas especializados, e incluso, la iglesia el Estado y todo agente comunitario o comunicacional vinculado a la enseñanza o la cultura. Pero hoy más que nunca hay que reconocer, distinguir, identificar y jerarquizar al que verdaderamente es profesor, porque su título así lo expresa para cualquier nivel o modalidad del sistema educativo, formal, no formal e informal.


Cualquiera puede confundirse al hablar de docentes, pero es muy importante y vital para el sistema educativo vigente observar "que no todos los docentes son profesores". ¿Será ese uno de los principales problemas que vive nuestra sociedad al desprestigio hablado y comentado por diferentes sectores sociales, acerca de la calidad educativa, el salario, la autoridad pedagógica y el respeto a la persona del llamado maestro o profesor?


Obviamente que un sueldo no jerarquiza al profesor. Su jerarquía viene fundada en los saberes, sus conocimientos y sus años de estudio simultáneos en su formación a la especialidad y a su formación didácticopedagógica, metodológica, de psicología educacional, historia de la educación y su cultura, filosofía y sociología, antropología y ética, seminarios y observaciones de prácticas pedagógicas, experimentales y de investigación; planificación, currículum para la enseñanza, supervisión y administración, política y legislación educacional, etc., todo ello logrado en no menos de cuatro años a seis de cursado para la carrera como profesionales de la educación, ya sea a nivel terciario o a nivel universitario.


Un profesor es más que un político, es, "el político por excelencia". Lo vivimos en Sarmiento y lo actualizamos en el cada día. ¿Cómo no tener presente las enseñanzas del gran educador sanjuanino al traer para nuestro suelo a grandes maestras para construir nuestra ciudadanía?


Ya no se trata de cuestiones gremiales, o de sueldos o de ideologías políticas, de lo que realmente se trata es del primer beneficiario "el ciudadano+. Ya no alcanzan los Estatutos del Docente ni las leyes de Educación para medir la estatura científica, humana y digna de un profesor. En distintos países del mundo, un profesor es mucho más que un doctorado especializado, el profesor implica años y vida de experiencia a todo nivel. Años de preparación, y un título que reza en su escrito, "Profesor de..."


Su estandarte es la Patria y su bastón, la Filosofía. ¿Qué hicimos para jerarquizarlo y ubicarlo diferenciadamente en su lugar? Presentamos con un equipo de profesores el Anteproyecto de Ley elaborado con mucha preocupación y seriedad en el Consejo Profesional de Profesores de San Juan y nuestros diputados en la década pasada no se detuvieron ni siquiera a leerlo, conocerlo y tratarlo. Actualizamos el pedido en los últimos años ante la Cámara de Diputados de la provincia y tampoco se logró su tratamiento. ¿Pueden estar la educación y sus verdaderos artífices y actores en manos y destinos de quienes no son educadores? Esa es la gran pregunta que nos formulamos y a la que no le encontramos respuesta.

En distintos países del mundo, un profesor es mucho más que un doctorado especializado porque implica años de preparación.


El valor de un profesor está dado en su propia dignidad y como profesional de la educación en los saberes obtenidos. Pero, fundamentalmente, está dado en su reconocimiento social.