Los automovilistas saben muy bien lo importante que es ganar la pole. Arrancar la carrera en la primera posición exige a los demás competidores, si pretenden ganar, tener que hacer un sobrepaso. Por el contrario, el que arranca adelante necesita menos condiciones, mantenerse concentrado, conducir con cautela, verificar que la tracción funcione bien y no pasarse de rosca para terminar entero. En la pista, el que va primero puede elegir la trayectoria y evitar siempre las zonas sucias. Las maniobras creativas y de riesgo quedan para los otros, para los que corren detrás. La política es dinámica, siempre se lo dice y es cierto, pero los factores de riesgo no siempre son del mismo tamaño o tienen la misma incidencia. Ese dinamismo, esa volatilidad, son en esta época mucho mayores y muchas veces incontrolables. Una característica actual, válida para el occidente democrático, es que el mundo es global y complejo, es decir, a veces nos afectan hechos muy lejanos que, mediante las comunicaciones que nos llegan a la velocidad de la luz, nos generan estados de ánimo, opiniones y a veces actos. No tenemos que ir tan lejos, la realidad ya nos ha sorprendido con un hecho impredecible que tuvo consecuencias electorales decisivas. La caída de un helicóptero en Valle Fértil en 2013 modificó radicalmente la tendencia del resultado de aquél comicio. ¿Quién lo hubiera supuesto? ¿Quién pudiera haberse imaginado semejante tragedia? ¿Qué asesor, por experimentado que fuera, pudiera haber tenido un "arma" para contrarrestar la oleada de simpatía que cubrió a los candidatos accidentados en plena campaña?


No obstante todas esas prevenciones, siempre es posible especular sobre el futuro partiendo de las condiciones actuales y suponiendo algunos factores "normales" que pudieran modificarlas. Vayamos pues por ese camino. 


El gobernador Uñac es joven, buena figura, generacionalmente tiende puentes sobre un electorado que mayoritariamente comparte su rango de edad, tiene la administración en velocidad crucero por el medio de la ruta, está sentado sobre una importante caja que le garantiza no tener apremios de tesorería ni depender de favores de terceros...y suma el 80 por ciento de opinión pública favorable a su persona y gestión. Hay que reconocer que larga con ventaja mucho mayor a la que siempre tiene el que gobierna porque, además, no tiene conflictos a la vista y nadie le está disputando la iniciativa. Cierta vez, charlando en confianza con un exgobernador, le pedí que me dijera cuál era el tamaño de la ventaja del que está en el poder, quien tiene muchas herramientas para atacar o defenderse. Quince puntos, me respondió. Uñac tiene más. 


Del otro lado, la oposición, independientemente de los candidatos que termine llevando después de las primarias, está dividida en dos grandes grupos y un tercero testimonial. Visto que el justicialista es el partido que mantiene la más alta base de sustentación, Gioja ganó en 2003 con el 42% y de ahí no hizo otra cosa que subir hasta el cielo del 67%, nos está permitido poner la vara inferior en cerca de la mitad del electorado. ¡Y es una medida que se ha mantenido constante durante 16 años! Los dos grupos contendientes más el tercero que algo obtendrá, lucharán por la otra mitad. La cuenta para hacer y el pronóstico es bastante sencilla. Las estrategias también. O se quitan votos uno al otro para que el triunfador de esa batalla secundaria sea competitivo con el primero (polarizando) o arriesgan perder los tres cargos de diputados nacionales. Intentar restarle votos al oficialismo y dejarlo debajo del 50% parece tarea históricamente difícil. Para el rubro Senadores la cosa es distinta porque el vigente sistema "ley Sáenz Peña" asigna dos lugares al que gana y uno al segundo independientemente de los votos obtenidos. Fue una condición impuesta por Alfonsín para dar apoyo a la reforma constitucional del "94. El problema está en Diputados por el sistema de reparto proporcional. Si el primero triplica al segundo se lleva todo según el sistema creado por el belga Víctor D'Hondt en 1878. No es una utopía, ya ocurrió. 

Uñac larga con ventaja mucho mayor a la que siempre tiene el que gobierna porque, además, no tiene conflictos a la vista y nadie le está disputando la iniciativa. 


Del otro lado el oficialismo, favorecido por una inesperada provincialización de la campaña por ausencia de representación local de cristinismo, lo que pudiera haber facilitado una polarización irreductible con Macri, alentará la buena vida de los dos grupos, para luchar con posibilidades por obtener las tres bancas. Algo extraño pero real, la gente no ve a Uñac como opositor claro a Macri. Si se pidiera al electorado que apoye al Presidente no debiera extrañar si muchos se inclinan por los candidatos que auspicie el Gobernador que, no hay dudas, cargará en sus espaldas y en su figura todo el peso de la campaña. Ni el peronismo nacional ha logrado una identidad que unifique, ni el massismo consigue circular por la que llaman "la ancha avenida del medio". A principios de año habíamos dicho que, siendo una elección nacional, si a Cambiemos le iba bien para septiembre-octubre, a su gente local le iría igual. No habíamos previsto que "la gente de Macri" no necesariamente sería la de su partido. ¿Habrá polarización? Sí, pero parece que será solo en Buenos Aires. Volviendo a la metáfora automovilística, "Todos", el frente armado por el oficialismo, no arranca con posición de privilegio sino con varias vueltas de ventaja y sin tormentas a la vista. ¿Bastará para ganar? Nunca se sabe, pero así está hoy la línea de largada.