Cuando las experiencias educativas en las distintas materias de planes de estudios para la escolaridad primaria no llaman la atención del alumno, por lo que caen en distracción, la respuesta inmediata debe venir de los padres quienes oportunamente deben asumir un rol muy particular mediante estimulaciones de voluntad para el estudio.

Las primeras experiencias llevadas a cabo como maestro de escolaridad primaria durante la década del 80 y 90, más aún en los casos especiales de trastornos del aprendizaje en los grados niveladores de la Escuela Fray Luis Beltrán, registraron refuerzos pedagógicos importantes desde la familia hacia la escuela donde los primeros pasos de la motivación para el estudio se concentraba en acciones concretas de padres que debían crear hábitos primarios de estudio para niños con casi nulo rendimiento escolar.

En la década de los 90 hasta este nuevo milenio, en nuestra provincia se comenzó a gestar una forma participativa de motivación por cuanto los planes de estudio para la escolaridad primaria "invitaban" a padres a formar parte del equipo formador de maestros con actividades sugeridas desde la Institución Educativa primaria hacia el hogar.

Por ellas, necesariamente los padres, debían colaborar con sus hijos en deberes para la casa (Registro de experiencias Colegio Nuestra Señora de Luján en calidad de padre).

Paralelamente a ello en la escuela secundaria comenzó a resignarse horas de ocupación en múltiples actividades como por ejemplo de televisión, juegos de diversos tipos, deportivos y otros, incluso el mismo ocio, pues con la llegada de Internet los jóvenes se inclinaron mayormente a la exploración de imágenes por el impacto en el interés propuesto.

Las primeras experiencias en computación daban por resultado un aprendizaje eficaz al cabo de dos o tres días consecutivos en los que el conocimiento propuesto, debía ser investigado en fuentes alternativas como las páginas web.

Este fenómeno alcanzó a la lectura y escritura que sufrió una notable disminución en el mismo origen de la motivación puesto que se reducía a mensajes de texto intermitentes sin amplitud que transmitían contenidos esenciales sin ningún despliegue formativo. Por ello era válido suponer que en cualquier área de las ciencias, salvo en las prácticas, el efecto tendría variantes.

No corresponde establecer una crítica a los docentes ni tampoco demostrar a propuesta, algún tiempo de entrega especial de dedicación o de metodología de avanzada para el ejercicio de la práctica sino marcar que en la función de estos los resultado durante tres décadas, desde los 80 hasta 2010, se registraron y las evaluaciones anuales fueron sustituidas por una hasta hoy trimestral.

La conclusión de tales experiencias tanto en el ejercicio de primaria como en secundaria, contrasta con la dedicación del docente de hoy, donde, desde las familias no hay un ejercicio complementario de motivación en simultáneo a partir de la acción de los padres.

Obviamente se requiere de estos un mayor esfuerzo. No obstante, las acciones de un seguimiento pedagógico por parte de profesores son concluyentes desde lo motivacional para que alumnos de distintos niveles eviten fracasos.