Sobre fines de la temporada 2019 se corría, como todos los años, la penúltima fecha del campeonato de F1 en Brasil. Faltando pocas vueltas, ganaba Verstapen, Hamilton ya se había consagrado campeón antes de empezar y dos Ferraris peleaban por el tercer puesto. En una maniobra incomprensible pero sobre todo innecesaria, un piloto chocó al otro y ambos debieron abandonar. Insólito porque no peleaban por nada, sólo algunos puntos que quedaron para otras escuderías. En la misma temporada, un equipo de menor jerarquía tuvo una experiencia semejante. Por errores en los pits, dos autos que pudieron salir tercero y cuarto, mucho para ese team, debieron abandonar, las ruedas no fueron bien ajustadas en el cambio de neumáticos. El jefe, un excorredor, declaró: "De dos estrellas de rock pasamos a ser un par de payasos". La competencia interna suele ser más peligrosa que con adversarios, celos, comparaciones, trampas, no consentir que uno sea el primero y otro el segundo llevan a veces a derrotas indignas en que pierden hasta los miembros que no están arriba del auto. En Cosquín se dice que a veces se cortan a traición las cuerdas de la guitarra arriba del escenario. Ejemplo contrario es el ciclismo, muchos trabajan para que el mejor velocista llegue entero al sprint final. Pero no es un ejemplo común en el deporte ni en la política. No bien comenzada la democracia, Leopoldo Bravo (p) era el líder indiscutido del bloquismo hasta que llegó Gómez Centurión. Gobernador uno, Senador el otro, Bravo había renunciado luego de perder las legislativas nacionales de medio término e ideó una alianza con los radicales de Héctor Miguel Seguí para llevar una fórmula conjunta en 1987. La boleta diría Seguí-Wbaldino Acosta. Los jóvenes radicales se opusieron con lógica, habían hecho campaña varios años en contra del bloquismo sobre todo por su sociedad con gobiernos militares. Hacia adentro del bloquismo tampoco había satisfacción pero siempre fue un partido disciplinado y vertical, sin democracia interna. La propuesta no cuajó, los tiempos se vinieron encima y, no obstante que Bravo hizo campaña explícita contra el Senador no hubo más remedio que consagrarlo candidato. Gómez Centurión ganó por poco margen y debió luchar cuatro años con los opositores y con su propio bloque en diputados. ¿Motivo? Bravo quería conservar el poder no obstante haber perdido para siempre el gobierno. Gobernador dos veces, senador nacional, candidato a vicepresidente de la nación, embajador en Rusia e Italia, gestor de grandes diseños del país como el sistema de coparticipación durante el gobierno militar, don Leopoldo no estaba conforme. En 1991, retomó las riendas del partido y volvió a ser interlocutor obligado para las habituales negociaciones como aquella en que se asoció con Alfredo Avelín y que terminó en la recordada "noche de los senadores". Ambos se designaron anticipadamente faltando varios años para finalizar los mandatos. La pérdida de prestigio social fue definitiva y de ahí en adelante el bloquismo pasó a ser una sombra hasta hoy.

La competencia entre pares no es mala, siempre que el objetivo valga el esfuerzo.

El único recuerdo del líder es una estatua sin visitas en la Plaza del Bicentenario que ha sorteado varias amenazas de ser desplazada. De Gioja solamente nos vamos a dedicar a repetir lo que le dijeron estos días sus más fieles amigos del justicialismo. "Has sido casi un ministro de Eloy Camus, diputado provincial, diputado nacional, senador nacional, Presidente provisional con Duhalde, gobernador de San Juan tres veces, dos de ellas con más del 50% de los votos y una con más del 60%, actualmente diputado nacional, vicepresidente de la Cámara y Presidente del Justicialismo nacional, ¿qué más querés, Flaco? ¿Para qué poner en riesgo semejante prestigio, tal vez el del más grande estadista que ha tenido la provincia después de Sarmiento, si lo que está en juego es sólo el control de algo que no influye en nada como es el PJ local?. Un dirigente gremial de fidelidad indudable nos dijo: "Para mí ha sido el mejor gobernador de la historia, pero ya fue, tiene 70 años y tendría 74 cuando Uñac termine su segundo mandato con 53"". En 1981 el team de tenis de Argentina, integrado por Guillermo Vilas y José Luis Clerc, llegó a la final de la Copa Davis, contra Estados Unidos. Vilas y Clerc formaban el dobles y habían ganado los siete partidos que disputaron. Al año siguiente, por peleas entre ellos, ya no pudieron jugar juntos y Argentina descendió de categoría. Vilas dijo: "Después de la historia, la historieta". La competencia entre pares no es mala, siempre que se tenga en vista un objetivo que valga el esfuerzo. Es preciso tener cuidados especiales cuando se arma un motín a bordo y mirar primero cuál puede ser el resultado para los pasajeros y la tripulación. Es deber de quien esté al frente del barco estar atento a los variados desafíos y amenazas del mundo externo, pero es peligroso cuando también debe estar cuidando su espalda y mucho más cuando esa pasa a ser la principal tarea. Una severa distracción puede inducir a grandes errores que causen desgracia a terceros. "Is good to be the king" (Es lindo ser el rey), hizo decir el genial Mel Brooks a uno de sus personajes en una de sus sátiras. Tener el destino de muchos en la mano parece que produce una especial satisfacción a más de los privilegios que todo mandatario disfruta. Un placer mezcla de ansiedad, adrenalina y adicción en un cóctel que se ha mostrado difícil de abandonar. El retiro oportuno del campeón se dice que es su mayor victoria, pero también la más difícil. El abandono del ring, la ovación del público y la tapa de los diarios es dolorosa pero necesaria no sólo por lo personal, sino para dejar lugar a los que vienen. En los últimos años de la vida es mejor rodearse de flores antes que esperar que nos las lleven al cementerio.