Buen número de artistas argentinos que cultivaron el arte musical en sus diversas manifestaciones, especialmente el folclore han tenido lamentablemente un desenlace fatal. Uno de ellos fue Facundo Cabral, que con su inconfundible voz y sus bellas y recordadas canciones, engalanó diferentes escenarios del mundo. Canto de cantores, su desaparición representa una irreparable pérdida para la música latinoamericana. De su muerte se hizo eco toda la prensa del mundo, lo que demuestra la importancia y la fama alcanzada por el canta autor argentino. En gira por Centroamérica, en Guatemala fue asesinado el 9 de julio del corriente, víctima de un atentado.

Facundo nació en La Plata, séptimo hijo del matrimonio, fue abandonado por el progenitor poco antes de nacer, razón por la que la crianza del niño quedó bajo la responsabilidad exclusiva de la madre. Según fuentes fidedignas, en aquella época estaba prohibido colocar a los recién nacidos el nombre de los caudillos, motivo por el que la madre lo llamó Rodolfo como el padre. La extrema pobreza obligó a la familia Cabral, a cambiar constantemente de pueblo, siempre con dirección al Sur argentino. La precaria situación económica, obligó a la madre e hijos a realizar cualquier tipo de trabajo para procurarse el sustento. Siendo muy niño, sin conocer los rudimentos de la lecto-escritura y consternado por la muerte de cuatro de sus hermanos, decide desde la Patagonia partir a Buenos Aires, con el propósito de conocer personalmente al presidente Perón, para solicitarle trabajo. Una vez en la metrópoli, un generoso porteño comprendió la desesperanza de Facundo, le procuró alimentos y un pasaje para la ciudad de La Plata, capital donde al día siguiente concurriría Perón y su esposa a un solemne tedeum. Violando el cordón de seguridad, ascendió dificultosamente al vehículo oficial, donde el pequeño informó al matrimonio presidencial de su propósito. Nuevamente en Buenos Aires, Cabral recibió una carta personal de Eva Perón, en la que le ofrecía a su madre trabajo de celadora en una escuela de Tandil.

Después de verse involucrado en algunos lamentables hechos que lo llevaron a diferentes correccionales de menores conoció a Simón, jesuita que reemplazó al padre que nunca tuvo. El afable religioso lo alfabetizó. Desde entonces empezó a leer y escribir asiduamente, hasta que entusiasmado, en cursos acelerados, concluyó los estudios primarios y secundarios.

Su vinculación con los grandes del folclore y su innata vocación lo condujeron a Mar del Plata, donde hizo las primeras apariciones en público como cantor, acompañándose con guitarra. También actuó en el Luna Park y en Ferrocarril Oeste. Dueño de un frondoso campo literario, empezó a ser conocido en el mundo entero cuando grabó "No soy de aquí ni soy de allá".

Registró su voz en nueve idiomas con cantantes de la talla de Alberto Cortéz, Julio Iglesias y Pedro Vargas entre otros.

En conciertos junto a Alberto Cortéz, denominados "Lo Cortéz no quita lo Cabral", unió humor y poesía con las canciones que dieron fama universal a ambos intérpretes.

Unido a sus hermosas canciones, se conoce de Facundo Cabral, un pensamiento inolvidable: "Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años sólo arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma".