Como en toda campaña electoral, en la que los políticos compiten por ocupar titulares, en estos días se discuten algunas ideas extravagantes en el Congreso de Estados Unidos. Una de las más delirantes -y peligrosas- es un proyecto de ley republicano que propone utilizar "tácticas de contrainsurgencia'' para combatir una supuesta "insurgencia terrorista'' en México.

La propuesta del presidente del Subcomité de Asuntos del Hemisferio Occidental, Connie Mack, republicano de Florida, aprobada el jueves último, dice que su propósito es "proteger a los ciudadanos estadounidenses de amenazas externas'' planteadas por los cárteles del narcotráfico mexicanos, a los que denomina organizaciones "terroristas''. Hace notar que el Plan Mérida de Estados Unidos y México contra los narcos no esta dando frutos, y propone entre otras cosas la presencia de asesores militares estadounidenses en México, y la adopción de "tácticas de contrainsurgencia'' que estarían "coordinadas'' con México. Llamé a Mack y pregunté si está proponiendo asesinatos selectivos en México, o algo semejante, y sus asesores me dijeron que no. Y si el proyecto incluiría posibles acciones unilaterales de EEUU en México, y la respuesta fue nuevamente negativa.

El congresista Eliot Engel, demócrata de Nueva York, el único voto de disenso, me dijo que calificar de terrorista a los narcos mexicanos es absurdo, porque los cárteles no tienen agenda política. Un segundo proyecto de ley patrocinado por Mack, y aprobado ese mismo día, propone un recorte del 20% de los fondos destinados a la OEA, si esa institución no aplica su Carta Democrática para condenar las medidas anticonstitucionales de Venezuela y Nicaragua.

Engel, que también se opuso a este proyecto de ley, me dijo que el recorte sería contraproducente, especialmente después de que los países latinoamericanos crearan recientemente una nueva organización regional, la CELAC, que no incluye a Estados Unidos. "¿Por qué destruir la única organización en la que EEUU forma parte, y tiene influencia?'', preguntó.

Mi opinión: Estos proyectos son puras piruetas propagandísticas de Mack, que se postula para una banca en el Senado. Si son aprobados por la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, morirán en el Senado, controlado por los demócratas. Y aun si fueran aprobadas por el Senado, lo más probable es que el presidente Obama las vete. No obstante, es peligroso jugar con estos temas. Mientras el proyecto sobre la OEA posiblemente no sea mas que una manera de presionarla para que aplique sus propias reglas en defensa de la democracia, el proyecto sobre "insurgencia terrorista'' en México podría ser aún más dañino, al instalar ese concepto en el lenguaje político de Washington. Un mal diagnóstico que podría tendría peor medicina. Además de que los cárteles mexicanos, a diferencia de los colombianos, no tienen una agenda política para tomar el poder, calificarlos de "terroristas'' abriría una caja de Pandora. Si el concepto se asienta en Washington, los políticos de EEUU muy pronto podrían pedir una reducción de la cooperación de inteligencia con el gobierno mexicano, mayores controles fronterizos y tal vez hasta ataques militares unilaterales en México. Los mexicanos, a su vez, podrían acusar a Washington de apoyar el terrorismo permitiendo el consumo de drogas, o tolerando las ventas de armas a grupos terroristas, y denunciarán un nuevo peligro de intervencionismo estadounidense.

Si la idea es aumentar los recursos del Plan Mérida, bienvenida sea. Pero hay que denunciar este disparate de presunta "insurgencia terrorista'' en México antes de que cause un daño grave.

"COMO 2012 es año electoral tanto en EEUU como en México, esto creará un clima que destruirá la creciente cooperación entre ambos países en años recientes. Los únicos ganadores serán los narcos''.