Luego de décadas de restrictivos y costosos trámites migratorios, los cubanos ya pueden viajar al exterior sólo con el pasaporte y con la visa del país del destino. Aunque es una de las medidas de mayor impacto del proceso de apertura que puso en marcha Raúl Castro, no son pocas las dudas y el escepticismo por parte de los ciudadanos.

Es que, según la nueva ley, el Gobierno se reserva el derecho de no entregar el pasaporte por motivos de "interés público" o de "defensa nacional", lo que se podría convertir en la nueva traba, después de más de 50 años de vigencia de la llamada "tarjeta blanca", un permiso de salida que la nueva legislación dejó sin efecto. Además, se mantienen fuertes restricciones para sectores profesionales, para evitar el "robo de cerebros", en casos considerados "imprescindibles": directivos, científicos, médicos, atletas y docentes. El Gobierno se avoca el derecho de analizar cada caso y además necesitarán la autorización de sus "jefes facultativos". Si lo que solicitan es un permiso para residir en el extranjero, el plazo máximo de estancia será de entre tres y cinco años.

El precio del pasaporte es otro problema. Antes costaba 55 pesos cubanos, la moneda que casi equivale al dólar, y ahora 100 en un país donde el salario promedio mensual apenas llega a los 20 dólares. Además, los cubanos necesitan visas de ingreso para casi todo el mundo, excepto 15 naciones, la mayoría del exbloque comunista, con las cuales la isla tiene convenios. La ley también amplía el tiempo de permanencia en el extranjero, de 11 a 24 meses sin necesidad de prórrogas.

Los que abandonaron definitivamente el país podrán viajar a la isla y permanecer durante 90 días sin prórrogas, un plazo que se amplía a 180 días si se trata de ciudadanos cubanos que tienen permiso de residencia en el exterior. Incluso se permite la entrada temporal de emigrados "ilegales", incluidos médicos y deportistas que desertaron o abandonaron Cuba en los "90.

Habrá que observar con prudencia para ver cómo se desarrolla el nuevo sistema. No habría un éxodo masivo de cubanos, ya que por las restricciones que el régimen comunista se reservó en la ley, parece altamente improbable. Tampoco se puede negar que, en buena parte, las medidas que ahora se anuncian tienen origen en los problemas económicos de la isla.