"¿Será 2011 el principio de la década Latinoamericana?", preguntaba el titular de un informe de la calificadora Standard & Poor's que despertó mi curiosidad la semana pasada. Cuando lo vi, me pregunté si la compañía de calificación crediticia estaba soñando despierta, o si me estaba perdiendo la historia económica más importante de la región.



De hecho, pese a la opinión financiera generalizada de que este será "el siglo de Asia", el video de Standard & Poor's es sólo el último de varios informes optimistas sobre las economías latinoamericanas de los últimos meses. Un reciente informe del Banco Mundial, sugería que posiblemente veamos una nueva era de estabilidad económica y crecimiento regional. La Comisión Económica para América latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) prevé que la región crecerá al menos un 4,2% este año, tras haber crecido un 6% en 2010, lo que representa un desempeño bastante bueno comparado con los índices de crecimiento de EEUU y Europa.

En una conferencia en la Universidad de Miami, Alejandro Foxley, director del centro de estudios Cieplan y ex ministro de finanzas y canciller de Chile, pronosticó que "probablemente veremos a Uruguay y Chile entre las economías avanzadas en los próximos 10 o 15 años, y a Brasil, Argentina, México y eventualmente Colombia en los próximos 15 o 20 años". Standard & Poor's señalaba que varios países latinoamericanos han sido elevados a la calificación de "nivel de inversión", mientras que hace dos años sólo Chile y México gozaban de ese estatus, luego se sumó Brasil, Perú y Panamá y posiblemente muy pronto Colombia. El crecimiento regional no se debe únicamente al boom chino de importaciones de materias primas. El porcentaje de pobres en Latinoamérica cayó del 48% de la población en 1990 al 32% en 2010, lo cual genera una clase media más grande que fomenta el crecimiento interno y hace a los países menos vulnerables a los shocks externos.

Sin embargo, los escépticos pintan un futuro menos optimista. Latinoamérica crece a menos de la mitad de China o India; los índices inflacionarios de Venezuela y Argentina están en 30%; la criminalidad en México, Centroamérica y Venezuela alcanzan cifras récords; la calidad de educación e innovación se quedan atrás del resto del mundo, y los precios mundiales de las materias primas, podrían derrumbarse si la economía China se desacelera. Durante los últimos diez años, la dependencia latinoamericana de las exportaciones de materias primas ha crecido del 27 al 39%, dice la CEPAL y según el "Ranking de Competitividad Global" del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, salvo Chile y Barbados no hay otro país de la región entre las 50 economías más competitivas del mundo.

Mi opinión: A pesar de la estabilidad económica y política en países como Brasil, Chile y Perú, gran parte del optimismo de los economistas sobre Latinoamérica es por descarte. EEUU no termina de despegar, Europa está estancada, Medio Oriente está que arde, y los analistas tratan de encontrar rayos de luz donde puedan. América latina pasa por un momento relativamente bueno, en gran medida por factores externos. Pero si los países no mejoran rápidamente sus niveles educativos y diversifican sus exportaciones, éste no será "el principio de la década latinoamericana". Con suerte, será el principio de una era de prosperidad para unos pocos países que están empezando a apostarle a la innovación, y los dos o tres últimos años de un ciclo de crecimiento generado por condiciones externas favorables para la mayoría de los demás.

"EN LUGAR de diversificar sus exportaciones y de producir artículos cada vez más sofisticados, la mayoría de los países de la región está exportando materias primas como en la época de la colonia".