La magnífica obra de Raffaele Beretta, el artista italiano que dejó su impronta en Pocito.

Se decía que en las pinturas famosas como La Gioconda de Leonardo Da Vinci, que tardó 16 años en terminarla con infinidad de detalles en tan solo un espacio de menos de medio metro cuadrado de superficie de exhibición, era para que solo algunos la disfrutaran en museos cerrados y con poca luz, porque se creía que el placer de goce del arte era socialmente selectivo. Luego en las décadas de los sesenta y setenta con el manifiesto de los muralistas como Diego Rivera y David Siquieros, mexicanos, la visión del disfrute del arte fue virando a lo social, se compartió todo, la obras en grandes paredes estaban a la vista de cualquier persona que pudiera realizar una lectura, siempre subjetiva, del mensaje de cada trazo. 


Mi amigo Mario Ferrarini, me invito a acudir a una cita con el arte que se trasformó en un momento sublime, luego majestuoso, en un ambiente rural bien escondido, para nada alejado, de la urbanidad, exento de grandes luminarias que cambian colores naturales y, mucho menos, estridencias. La convocatoria fue en la Escuela Luis Vernet, en la "Calle Honda'', Pocito. La obra es de un artista italiano que conoció este lugar y quedó asombrado de sus paisajes, la historia y la calidez humana, tanto fue así que realizó el trabajo artístico y nos la regaló, su nombre es Raffaele Beretta. El mural, al que le llama Opera "Deportación de los huarpes'', es una modelación en arcillas de relieve vertical que muestra el derrotero de los hombres huarpes que fueron trasladados a las minas chilenas, de donde nunca más volvían. Por aquel entonces imperaban sistemas instituidos de expoliación como la encomienda impuestos por los colonizadores y las figuras prehispánicas como la mita y el yanaconazgo. Para realizar esto, Raffaele no dudó en hacer participar a todos, pobladores, alumnos y cuerpo docente de la escuela, para fueran ellos los verdaderos hacedores de la obra que ahí está para el disfrute de todos.


Esa noche, en la inauguración, me emoción se manifestó al máximo cuando oí las exclamaciones de asombro de niños y padres en el momento que el lienzo blanco dejó de cubrir la obra de arte, parecía que esa gente nunca antes habían visto eso que se exhibía ahí o, quizás, asombraron de sentir lo que ellos habían producido en ese lugar y en nosotros, los privilegiados espectadores de aquel momento mágicamente trascendental.


La dirección de la escuela expresada en el primer párrafo es con el ánimo de que incentiva a investigar en Pocito el nombre impuesto a la calle donde se ubica la escuela en cierne. Sí la recorren se darán cuenta el motivo de la denominación como "Calle Honda'', además también, disfrutaran de pasar por debajo otra obra de arte como es un puente de hierro centenario del ferrocarril.