Formarse como persona es una tarea que se desarrolla a lo largo de la vida, conocerse a sí mismo da sentido y dignidad a la vida, como se pensó en la tradición socrática, ahí se atribuyó al oráculo de Delfos la instrucción de conocerse a sí mismo, lo entendió Sócrates quien utilizó el diálogo para ayudar a otros a entenderlo. También la lectura ayuda a encontrarse con uno mismo y a desarrollarse como persona.


Esto supone que no siempre es fácil descubrirse a sí mismo, o que puede ser difícil, y la lectura aporta el resultado de esa búsqueda de la propia identidad, que ya efectuaron otros que tuvieron la suerte de lograrlo tal vez tempranamente, y lo volcaron en libros. Leer entonces ayuda a desarrollar cierto entrenamiento, y el conocimiento necesario para entenderse a sí mismo. Lo que significa, de acuerdo con la creencia de muchos que pudieron hacerlo, desde la antigüedad como lo expresa la sentencia délfica, que entenderse a sí mismo es descubrir lo que realmente hay en la propia subjetividad, en el interior del ser humano. Si el lector encuentra dentro de su propia mente, lo que el autor escribió, entonces el libro repitió la misión de Sócrates, quien con su diálogo ayudaba al otro a pensar en sí mismo, a descubrirse como es, no como creía ser. Al mismo tiempo se remueve el obstáculo que impedía entenderse consigo mismo, lo conoce y lo muestra a los demás, no solo a sí mismo, en lo que él pueda escribir o en todo caso narrar de alguna manera. El pensamiento que se descubre, tiende a expresarse en palabras, no solo para comunicarse, también para entenderse mejor. Las formas de pensar, de sentir, de creer, el sentido de esa vida interior, o la falta de sentido, una vez que afloran al lenguaje, se entienden mejor al ser narrados. El pensamiento y la experiencia existencial del autor se hacen lenguaje y éste acompaña la formulación lingüística de la experiencia del que lee. La experiencia tiene que ser interpretada para entenderla, cuando un libro explica la experiencia ajena, aporta al mismo tiempo un conocimiento para explicar la experiencia del que lee. También muestra un mundo mejor de significados, hasta un mundo ideal desde el cual se puede juzgar la propia realidad.

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Además si como se cree en la hermenéutica contemporánea, un texto, un discurso, y otras formas de enunciación, son una respuesta a una pregunta previa, el que lee puede descubrir la pregunta de la cual el libro es una respuesta.


Heidegger vio eso, en el libro Kant y el problema de la metafísica dice "Entendemos por repetición de un problema fundamental el descubrimiento de sus posibilidades originarias, hasta entonces ocultas". En lo que entiende por repetición puede verse el replanteo de situaciones que tuvieron una respuesta, a la que ahora nosotros podemos agregar desde nuestra experiencia una lectura que puede encontrar posibilidades o derivaciones de un tema aplicables a nuestra situación. Además la lectura puede hacer esfuerzos por descubrir todo lo que el texto quiere decir.


Hay un esfuerzo por descubrir la "idea inspiradora" del texto, aun así la interpretación será una audacia. Descubierta la idea que inspira un texto puede ser más fácil evitar error, creer encontrar lo que se quería encontrar.


La lectura nos descubre cosas insospechadas, podemos estar prevenidos de esa audacia y saber conducirla para ver lo no dicho en un texto.



Manuel Castillo, Profesor de Filosofía de la UNSJ.