Las políticas de inclusión han llevado a una masificación escolar profundizando la desigualdad y la exclusión social.
(Tenti Fanfani, 2007).


Históricamente, el sistema educativo exigía una educación básica, la cual consistía en que los individuos concluyeran con el nivel primario, era de carácter homogeneizador y estaba a cargo del Estado. Luego ocurrió la transferencia de las escuelas de parte del Estado a las provincias, sin la transferencia de fondos necesarias que profundizaron el déficit fiscal. Esto llevó a que algunas instituciones educativas cerraran y hubo una desarticulación a nivel curricular, de infraestructura y equipamiento, capacitación docente, etc.


Las políticas de inclusión han llevado a una masificación escolar profundizando la desigualdad y la exclusión social (Tenti Fanfani, 2007). En el interior de las localidades urbanizadas hay diferencias en las prácticas de escolarización con respecto a las grandes urbes, sus periferias y entre ciudades.


La masificación escolar ha conducido también a potenciar la función selectiva de la escuela, generando mayor desigualdad entre los grupos de alumnos de diferentes sectores sociales y la fragmentación del sistema educativo (Gluz y Feldfeber, 2014).

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La fragmentación de la escuela en la Argentina, es una imagen de la fragmentación del sistema educativo, lo que significa una segmentación, una línea de quiebre que monta nuevas desigualdades en el campo escolar y uniforma las instituciones escolares hacia adentro de las mismas.


La confluencia entre los procesos de descentralización y masificación escolar al amparo de procesos de profunda exclusión social han contribuido a la consolidación de un sistema educativo cada vez más fragmentado, donde es posible identificar distintos circuitos de escolarización (en forma de fragmentos desarticulados de un todo común) con diversos perfiles institucionales según los diferentes sectores sociales que atienden. De este modo, tal como plantean Gluz y Rodríguez Moyano (2014), se evidencian nuevos mecanismos de selectividad social, desplazando la exclusión del sistema, de diferentes grupos de la población hacia la consolidación de procesos de fragmentación y, por ende, de lo que Gluz denominada "inclusión excluyente''.


La experiencia nos indica, que el proceso de transformación que ha sufrido la escolarización en nuestro país, tanto en términos simbólicos como materiales, ha pasado a ser de una institución para la formación de la comunidad según sus necesidades, a atender a públicos cada vez más heterogéneos y segregados.


Finalmente, la masificación escolar de la mano de un modelo capitalista, ha profundizado la subjetivación de los diferentes estratos sociales. Los procesos de subjetivación en el aula, llevan a instalar y mantener lo que la esfera pública produce, el establecimiento del orden y la regulación de lo social (Caminos, Nosei y Guiñez, 2015).