"La necesidad carece de ley". Era un conocido refrán en la Antigua Grecia, refiriéndose a situaciones límites donde se justificaban acciones al borde la ley. Con el tiempo y por cierta similitud al oído, "lege" (ley) se cambió a "hereje" (fuera de la ley y el orden religioso). Así llegó, desde España a nuestras tierras. Ambas significan lo mismo: lo controvertido y reñido con la ética, estaría permitido en ciertas circunstancias. Pero esta sentencia, ¿es un planteo éticamente correcto? 


Por lo pronto diremos que los refranes se nutren de la cultura popular y se trasladan en el tiempo por vía oral. Forman parte del acervo hereditario invisible. Los recibimos de nuestros mayores y al repetirlos, los transmitimos a los hijos. ¿Quién de nosotros no escuchó en casa algunos de ellos? "Al que madruga Dios lo ayuda"; "Por la boca muere el pez"; "Cría cuervos y te quitarán los ojos". 


Todo indicaría que los refranes de tipo didáctico tienen una enseñanza honesta. Pero no siempre es así. Recuerdo algunos que contienen consejos polémicos: "La mujer y la gallina, a casa con el día"; "A clérigo, fraile y judío, no le tengas por amigo". Es cierto que las palabras deben interpretarse en su contexto histórico y tienen una fuerte carga de construcción social. Eso es innegable. Pero las conductas a las que interpelan son buenas o malas en sí mismas, no sólo por su legitimación social e histórica. 

"Si los servicios del sistema de salud no pueden llegar a todos, con qué criterios elegimos quiénes acceden y quiénes no."

Volvamos al planteo inicial. ¿Cuán ética es la sentencia del refrán: la necesidad tiene cara de hereje? Para entender el planteo, cito un ejemplo de triste actualidad. La pandemia originada en el Covid-19 ha dejado en evidencia las fallas en el sistema de salud a nivel mundial. El sistema sanitario colapsó: hacen faltan camas y respiradores artificiales. Entramos así al territorio de los dilemas éticos: ¿cuál es el criterio para seleccionar a los pacientes? Sabemos, a esta altura del siglo XXI, que toda persona tiene derecho a la salud como bien necesario para su existencia. Por lo tanto, los servicios que ayudan a recobrarla o conservarla, deberían llegar a todos. Sin embargo, la experiencia nos dice que frente a la demanda, éstos no son suficientes. El aumento de la población y los altos costos son variables que inciden en esta realidad. Ahora bien si los servicios del sistema de salud no pueden llegar a todos, con qué criterios elegimos quiénes acceden y quiénes no. Sí por ejemplo, en el caso del Covid-19, tuviésemos 20 camas, 10 respiradores y 100 contagiados, ¿por quién optamos? Entramos así al espinoso terreno de la racionalización de los servicios de salud y la necesidad de definir criterios para decidir. 


Vemos algunos: - la probabilidad de éxito del tratamiento y la expectativa de vida; el criterio de utilidad social; el criterio de la responsabilidad del paciente ante la pandemia; el criterio médico: atender a quien lo necesite más, independientemente de la edad; ¿Cuál sería un criterio justo en estas situaciones? Estas observaciones nos llevan a algunos interrogantes finales: 1- La medicina es ciencia pero también es un arte al servicio de las personas. El médico de vocación, actuará movido por el bien del paciente. Nuestras facultades, ¿preparan psicológica y éticamente a los futuros médicos para tamañas decisiones, como en el caso apuntado? 2- Nuestro sistema de salud, ¿tiene aceitado el funcionamiento de Comités de Ética Hospitalaria, para orientar a los médicos ante una crisis de esta envergadura? 


Es cierto que estamos frente a una situación excepcional y de emergencia. Pero ello no excluye el planteo ético. Debemos tener presente que en la medicina hay un valor ético innegociable: velar por la dignidad de toda persona en cualquier etapa de su vida. 


Las decisiones sanitarias inspiradas en criterios utilitaristas, podrían otorgar carta de ciudadanía al polémico refrán. En ese caso, lamentablemente, la necesidad tendría cara de hereje.

Por Miryan Andújar
Abogada, docente e investigadora
Instituto de Bioética de la UCCuyo