Con el advenimiento de la temporada estival, autoridades provinciales y municipales de promoción social, han puesto en marcha una nueva temporada de colonias de vacaciones gratuitas para chicos de 7 a 12 años, adolescentes de un plan de rehabilitación y adultos mayores. La nueva edición de este programa, que lleva ocho años de ejecución, comenzará en forma efectiva el martes próximo con la novedad de que este ciclo va a implementar colonias en zonas alejadas como Marayes, Astica y Huaco, totalizando más de 70 centros recreativos, según el Ministerio de Desarrollo Humano.

Se sumarán, junto a los adultos mayores, unos 20 chicos ciegos o con problemas motrices y 30 jóvenes del denominado Proyecto Juan, en proceso de rehabilitación, que lo harán en el Instituto Nazario Benavides. El éxito de esta iniciativa, que todos los años se amplía para sectores carecientes, responde a un ordenamiento y organización a cargo de profesionales calificados para control, según edades,y los coordinadores, hasta los profesores de educación física, de folclore, de tecnología, plástica y de música.

La experiencia en los campings y las pistas de la salud, ahora ampliada para toda la provincia, va a enriquecer a la organización para consolidar sin duda el programa. El mantenimiento de la higiene en las instalaciones recreativas es fundamental para preservar la salud de los participantes, de la misma manera la planificación de las tareas cotidianas que dentro de un plan de esparcimiento deben preverse para que la distracción no se convierta en rutina ni en violencia. Es que es un tema de importancia vital el cuidado de las vidas con un alto sentido de la responsabilidad tanto de los encargados como el de los padres y tutores. Pero lo importante de la iniciativa oficial es la proyección social que tiene en los sectores más postergados, sobre todo porque apunta a que niños, jóvenes y adultos puedan compartir programas recreacionales que de otra manera serían prohibitivos para los sectores que participan y esto es una realidad evidente.

La comunidad debe alentar este tipo de acciones en beneficio de la salud física y de la convivencia de una generación que seguramente podrá integrarse sin inconvenientes a un medio que le parecía hostil y reaccionaba en consecuencia, como es el caso particular de los jóvenes en proceso de rehabilitación.