En el Tomo XLV de las Obras Completas de Domingo Faustino Sarmiento encontramos una biografía sobre el doctor Antonino Aberastain, escrita por el prócer luego de que fuera ejecutado, tras ser tomado como prisionero, después de la Batalla de la Rinconada el 12 de enero de 1861. La obra comienza con duras críticas por parte de Sarmiento al gobierno de José Antonio Virasoro (predecesor de Aberastain como máximo mandatario de la provincia) a quien tacha de "tirano" y lo acusa de ser autoritario, al punto de no respetar la Constitución y no colaborar para lograr la unión nacional, por estar sujeto al presidente Justo José de Urquiza. Sarmiento, en este comienzo, aclara su gran simpatía por Aberastain, y lo describe como un mártir de la tiranía federal que fue encarnada (según él) por Virasoro en la provincia. Posteriormente, el escrito toma fuertemente la forma de biografía, ya que Sarmiento comienza a narrar los distintos acontecimientos de la vida de Aberastain desde que era un niño hasta el momento de su muerte, destacando en él profundas virtudes que según el propio Sarmiento lo llevaban a ser una "encarnación de la moral misma".


Sarmiento destaca que Aberastain desde niño fue una persona con un sentido moral y ético sumamente fuerte, al punto de que este se autoexigió vivir bajos ciertos preceptos que serían los que marcarían el camino de su vida (en este punto, lo compra con George Washington y Benjamín Franklin). Lo destacó como el mejor alumno de su clase, como "un niño diferente del resto", fundamentalmente por su inteligencia y por su contracción al estudio y el trabajo.


Durante su adultez, se destaca como principal punto en la vida de Aberastain su honorabilidad y transparencia, rechazando cualquier cargo en el que él mismo no se considerara competente para desarrollarlo. Otro punto en el que se destaca es en su incorruptibilidad. A continuación, Sarmiento narra la carrera política de Aberaistan, mencionando cómo fue educado en el Colegio Nacional de Buenos Aires (después de haber obtenido una beca que el propio Sarmiento no logró) y cómo se desempeñó como congresal durante la época en la que Nazario Benavídez gobernó San Juan.


La obra también contiene algunas cartas que se intercambiaron ambos, así como un análisis económico de la provincia de San Juan, en el que destaca principalmente la cuestión minera. Sarmiento elogia las capacidades de Aberastain en este aspecto ya que señala que fue un gran minero en la mina de Copiapó en Chile, lugar en el que se destacó por su buen trabajo. Es clara la postura política de Sarmiento a favor del liberalismo porteño que terminaría imponiéndose como sistema político y económico luego de la Batalla de Pavón.


Finalmente, tras narrar los acontecimientos que lo llevaron a su muerte, Sarmiento continúa con su crítica a Virasoro, Urquiza y Derqui, destacando en contraposición las notables virtudes que poseía Aberastain, y colocándolo como una víctima (un mártir) del salvajismo propio de los caudillos del interior a los que consideró los más acérrimos enemigos del progreso de la nación.



REFLEXIÓN FINAL


Es claro que esta obra biográfica tiene un claro y explícito sentido político para nada inocente. Sarmiento resalta a Aberastain como el sumun de todas las virtudes, destacándolo como gran político y persona, mientras que condena efusivamente a los que fueron sus opositores políticos.


No es la primera vez que el sanjuanino utiliza la literatura como arma política para atacar a sus opositores. En la obra que aquí analizamos, repite un procedimiento similar, esta vez para atacar no solo a Virasoro, sino también al entonces presidente Justo José de Urquiza, en medio de un claro enfrentamiento entre los liberales porteños que desde Buenos Aires presionaban para imponerse por sobre el resto de las provincias, y que lograrían tras la Batalla de Pavón el 17 de septiembre de 1861. No es casualidad que este escrito haya sido publicado meses antes. La intencionalidad de Sarmiento es más que clara, y sus objetivos políticos están a la vista. En 1862 sería elegido como gobernador de la provincia, en medio de un gran conflicto con los caudillos del interior, como Ángel Vicente Peñaloza ("el Chacho") en el que el Estado nacional se iba configurando cada más bajo la consigna liberal porteña, que tuvo su fuerte entrada a la política argentina tras la caída de Juan Manuel de Rosas en la Batalla de Caseros. Finalmente, cabe destacar cuán importante es analizar la intencionalidad política y lo que subyace tras las obras literarias, puesto que estas encierran una profunda cosmovisión, no sólo de su autor, sino de la sociedad y época en la que nacieron.

Por Matías Sarmiento
Profesor de Historia