Al hablar de China e India, pasado y futuro adquieren dimensiones particulares. La fuerza combinada de ambos puede convertirlas en potencias económicas del siglo XXI, de la misma manera en que lo hizo hasta comienzos del siglo XIX. Entre ambas épocas quedará el paréntesis representado por el predominio europeo y norteamericano.
El consenso de los analistas es que, superada la actual crisis, Asia comenzará a crecer antes que las economías más desarrolladas del mundo. Es más, durante la crisis que hoy afecta al mundo entero, ninguno de los dos gigantes asiáticos dejó de crecer. Ambos solamente atemperaron sus ritmos, pero no detuvieron su marcha.
China y la India son los dos únicos países del mundo con más de un billón de habitantes. Colosos, por ende. Ambos países integrarán con los Estados Unidos, el trío de naciones económicas más significativas del mundo. Desde los ’80, China ha crecido a un ritmo del 8% anual de su PBI. La India la acompañó, pero a un ritmo algo menor, del 4%.
No obstante, en el haber de la India hay un rubro importante en el que el país aventaja claramente a China, el de la democracia. En efecto, la India es, en términos de población, la democracia más grande del mundo. En China éste es un capítulo, cuanto menos postergado. Las libertades civiles y políticas de su gente están pendientes y el liderazgo parece no tener vocación de solucionar esta cuestión.
