La primera de las grandes victorias es, sin dudas, que Sergio Uñac y su equipo han dado el primer paso para conservar el capital político que heredaron de José Luis Gioja, allá por diciembre de 2015, cuándo el giojismo empezaba a apagarse. Claro, ahora además había un desafío extra: Uñac es peronista y el presidente es de Cambiemos, el frente que quiere aniquilar al PJ y todo lo que lo rodee, que acaba de darle una lección política nada más y nada menos que a Cristina Fernández en provincia de Buenos Aires.

A su vez, el uñaquismo está muy molesto con lo ocurrido en la Capital, donde no pudieron capitalizar votos y sufrieron una aplastante derrota a manos de los dirigentes de Roberto Basualdo, quien inteligentemente, dejó que fluyera una interna en Dignidad Ciudadana, el partido que hace años se estableció en ese departamento y que aportó un buen flujo de apoyo. Eso, más el trabajo de Rodolfo Colombo y que Eduardo Cáceres está muy identificado con los capitalinos, conformaron un combo que Franco Aranda no vio, no supo ver, o no le hicieron ver. Puertas adentro, en el PJ, le agregan un reclamo a la falta de trabajo político del intendente.

Aranda dijo apenas asumió que había llegado sin el peronismo, y después agregó que había vencido, nada más y nada menos, que a Gioja, porque el exgobernador apoyó en la interna de 2015 a Dante Elizondo, rival ocasional del actual jefe comunal. No hay nada peor que provocar al peronismo. La historia lo indica, en muchos lugares. A Aranda le habían dicho que esto podía ocurrir. Él se quejó de la interna, pero siguió con su postura. Y los resultados están a la vista.

Ojo, no creo que haya que echarle toda la culpa al intendente, porque en el peronismo sabían también que esto podía pasar, y afirmaron la campaña en otros departamentos. Probablemente esto sea un combo explosivo que el peronismo deberá empezar a desactivar parte por parte. Uñac dijo anoche en el PJ que habían recibido el mensaje de las urnas y que iban a trabajar intensamente para revertir los resultados. Veremos.

A pesar de haber perdido Capital, el PJ pudo levantar cabeza en otros cuatro departamentos donde domina el basualdismo, como Santa Lucía, Rivadavia, Ullum y Caucete. Y también ganó en los otros 13 distritos, un logro interesante. 

Sorprende mucho lo de Santa Lucía, un departamento que tiene, según las encuestas previas de gestión, al intendente de mejor imagen de San Juan. Marcelo Orrego también sufrió un revés de las urnas. Sus candidatos sacaron menos votos que los del PJ y se convirtió en otro de los grandes perdedores de las PASO de ayer. Lo mismo ocurrió en Rivadavia y el resto de los distritos que domina el basualdismo. Más o menos es entendible en Caucete, el departamento de peor gestión (lejos) que tiene San Juan. Ahí es entendible que el resultado, pero es extraño lo ocurrido con Orrego y el rivadaviense Fabián Martín, el último también de buena gestión.

Por ahora los números han hablado, y habrá que observar con detenimiento cómo hacen los protagonistas para revertir los resultados. Desde Uñac y Basualdo hacia abajo. Ojalá no se enojen con el cartero.