Ante los numerosos conflictos bélicos que hay en el mundo, encabezados por la gran confrontación que sostienen en este momento Rusia con Ucrania, son varias las hipótesis que plantean la posibilidad de una guerra nuclear y sus consecuencias. En este sentido hace unos días tuve acceso a un comentario de una publicación internacional que planteaba qué países sobrevivirían a una guerra nuclear en caso de desatarse un conflicto a nivel mundial, es decir la tan temida Tercera Guerra Mundial.
La pregunta que se formulaba es: ¿Quién ganaría en una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia? La respuesta era que, por supuesto, nadie saldría inmune.
Lo curioso para nosotros es que un nuevo estudio referido a este tema ha concluido en que los países con mayores esperanzas de al menos ver sobrevivir a su civilización la década posterior serían Argentina y Australia, por causas que comentaremos más adelante. El mismo estudio señala que en Gran Bretaña, las perspectivas son menos optimistas: ya que el 90 por ciento de los británicos podría sufrir las consecuencias de una catastrófica falta de alimentos.
INVIERNO NUCLEAR
Los científicos han realizado uno de los análisis más detallados de los efectos de un invierno nuclear, buscando comprender qué sucederá cuando las tormentas de fuego masivas causadas por un intercambio nuclear a gran escala arrojen suficiente hollín para bloquear el sol. Su conclusión es que incluso si se evitara estar entre las muertes iniciales, el efecto indirecto del conflicto significa 50 a 100 millones de muertes directamente causadas por las armas.
Ante este planteo hay una serie de consideraciones sobre los efectos de una guerra nuclear que señalan lo siguiente: es necesario establecer modelos de agricultura basados en no tener la luz solar y con las bajas temperatura que luego seguirían a una hecatombe nuclear. Con este objetivo, por primera vez, los investigadores han usado modelos climáticos modernos de cosechas y plantaciones para cuantificar los efectos de cada uno de los países.
Las perspectivas que surgen es que después de una guerra nuclear, en la mayoría de los países habría una disminución de las calorías alimenticias del orden del 90%. Es en este punto en el que se dice que Argentina, Australia y parte de África Central podrían moderar esa caída de calorías alimenticias, porque la gran cantidad de cultivos existentes, entre ellos trigo, con una población relativamente baja. El inconveniente que se apunta es que si esa situación post guerra nuclear perdura por varios años, estos países sufrirían la presión del resto de las poblaciones del mundo que se dirigirían desesperadamente a esos territorios argentinos, australianos y africanos en busca de sustento alimenticio.
Debido a esta situación se podría plantear una mutua destrucción no sólo de los países originarios de la guerra nuclear, sino del resto de los países que serán alcanzados irremediablemente por el conflicto.
LA PLANTA NUCLEAR DE ZAPORIYIA
Ucrania reafirmó ayer que espera algún tipo de "provocación" de Rusia en la planta nuclear de Zaporiyia, ocupada por las fuerzas de ese país desde marzo, mientras que el Kremlin responsabiliza a Kiev por lo que pueda ocurrir en la central y la acusa de "obstaculizar" la misión de verificación de la ONU. Los servicios de inteligencia ucranianos indicaron que "hemos recibido una confirmación adicional sobre la preparación por parte de los ocupantes de una provocación en la central nuclear el 19 de agosto", señaló la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania en un comunicado citado por la agencia local Unian.
Por el Ing. Sohar Flores
