El trágico choque de dos trenes en la localidad bonaerense de San Miguel, reveló las serias deficiencias del servicio ferroviario del área metropolitana que afecta a diario a 1.300.000 usuarios. Según datos oficiales hubo 16.227 reclamos en un año por malas prestaciones, incluyendo la impuntualidad.

En 2011, el presupuesto nacional estableció 3.511 millones de pesos para el maltrecho sistema ferroviario argentino y 2.900 millones en subsidios. La política ferroviaria de los tres últimos gobiernos no ha dado resultados satisfactorios ni ha mejorado la red existente. En el interior del país directamente no existe. Esto sucede cuando faltan planificación y programas de largo plazo, generando consecuencias difíciles de revertir porque no hubo transparencia en la elección de los concesionarios y las exigencias a los prestadores se diluyeron en el tiempo.

No bien iniciada la presidencia de Néstor Kirchner se sucedieron anuncios, de la mano de Ricardo Jaime, el ex secretario de Transporte, caso de la nacionalización de dos ramales explotados por Trenes Metropolitanos. El servicio volvió al Estado y las otras tres concesionarias, Trenes de Buenos Aires, Ferrovías y Metrovías, se hicieron cargo de la operación. Para la emergencia se creó la Ugofe, cuya finalidad era que los trenes no interrumpieran sus servicios. Esa emergencia ya dura más de seis años y nunca se avanzó en la normalización de la explotación de los ramales. En ese lapso, se crearon dos sociedades estatales, la ADIF, encargada de administrar los bienes ferroviarios, y la SOF, para operar los ramales estatales.

Pese a su generoso personal, la SOF apenas opera un par de ramales que corren en Chaco. Ferrobaires, la responsable de correr el tren que embistió a la formación del San Martín, es otro caso de acumulación de políticas erráticas. Los gobiernos nacional y bonaerense negocian desde 2008 el traspaso de la empresa, anunciado varias veces. Nada de estas situaciones justifica la sucesión de accidentes, los enfrentamientos gremiales, ni la desatención del personal encargado de esas líneas. La reparación y soterramiento de las vías del Sarmiento, es otra obra que sólo se inició después de años de demora. Mientras el Estado aporta 3.700.000 dólares diarios para subsidiar los boletos de los trenes, los usuarios padecen los efectos de un servicio cada vez más deficiente. Peor es en el resto de la Argentina, donde sigue abandonado este vital medio de transporte. El ramal San Juan-Jáchal es una prueba irrefutable.