Cuando hablamos de la Educación y nos referimos a su esencia, observamos que contiene un elemento sin el cual la misma no existiría, o bien, un componente que permanece invariable y que hace a su naturaleza. El mismo es el proceso del mejoramiento del potencial del conocimiento en la persona humana. A esto denominamos la esencia de la educación, le es propio al sujeto que se forma y requiere necesariamente de la acción de otro sujeto que lleva a cabo dicho proceso. Es por ello que esta acción es esencial y su carácter pone en evidencia al actor responsable de ella, el educador profesor. Por lo tanto la educación es esencial y antes el maestro, ahora el profesor son esenciales. La educación sin el educador no existiría. Es por ello que la educación comienza con la familia, continua en la escuela hasta el fin de la vida y se realiza con la formación del ciudadano. Por lo tanto, los responsables de la educación en cada ámbito son respectivamente, los padres, el maestro y profesor y por último, el estado. 


Por otra parte existen actores educativos que colaboran con este proceso los cuales ponen al servicio del ser humano subsidiariamente un importante componente que agrega o suma a la formación de la persona humana estos son: en la familia quienes asumen el rol de padres o no, en la escuela o instituciones educativas, quienes toman el rol docente pero no son maestros ni profesores y por último los agentes complementarios del estado que coadyuvan a tal formación. 


Algo es esencial, cuando se predica de la esencia como sustancia y no como accidente. Si yo digo que la educación es esencial y predico de ella el carácter del maestro o del profesor, entonces el maestro y el profesor son esenciales porque participan de la esencia como sustante, pero si considero que la educación es esencial pero tiene un carácter instrumental, pierde la esencialidad en el sujeto que la posee pues una concepción pedagógica diferenciada le otorga un carácter absolutamente distinto en quien la sostiene y este es nada más como afirmo: instrumental, un carácter técnico de medio por lo que torna al educador como no esencial. Hoy en Argentina somos testigos de esta corriente ideológica que pretende administrarse sutilmente en la educación formal. Este último concepto en las expresiones dadas revelan a las Ciencias de la Educación que no son la Pedagogía, pues, cuando se habla de la educación y se dice de ella en determinado contexto, (ej. pandemia) el educador pasa a ser, no esencial. Esta mirada particular afecta a la misma educación y al sujeto que la promueve concluyendo de este como poseedor de una condición distinta, como colaborador, partícipe, tutor, contribuyente, socio, interesado, instructor, técnico, guía, consejero, monitor, orientador, etc., quienes, pueden tener o revestirse del carácter docente, justamente porque no todo docente es maestro o profesor, es decir, no todo el que enseña es profesional de la educación como lo fueron las mismas maestras que trajo Sarmiento. Recordemos que no existe un título profesional otorgado llamado docente. Por ello esta concepción pedagógica no incluye a quienes verdaderamente son "profesores" es decir, profesionales de la educación.


Además, si Sarmiento no fue maestro y para poder establecer la educación en nuestro País trajo maestras de EEUU, es porque reconoció a la Pedagogía como la Ciencia de la educación por excelencia, que no es como ahora existe por la llamada Ciencias de la Educación que reduce a la Pedagogía a una mera disciplina e incluye en la categoría docente a "cualquiera que enseña o da clases". Sarmiento, reconoció a la educación como esencial y a sus profesionales como esenciales en su carácter, es más, al sostener la educación del soberano (el pueblo) quiso participar a este, justamente del carácter esencial de la educación y lograr un pueblo formado.

Por Mario Daniel Correa D'Amico
Profesor, filósofo, pedagogo y escritor. Profesional de la educación con doctorado y diplomado en paradigmas.