Tumba de Dominguito en el cementerio de la Recoleta

Un día como hoy, pero de hace 52 años, fallecía Domingo Fidel Sarmiento. Muerto en la batalla de Curupaytí a los 21 años. Nació en Santiago de Chile, el 25 de abril de 1845. Su madre, viuda, contrajo nuevas nupcias con Domingo Faustino Sarmiento, quien lo adoptó formalmente en 1848. Desde entonces llevó el apellido del padre adoptivo. Así lo cuenta Sarmiento en su libro "Vida de Dominguito'': 


En de 1857 se instaló junto a sus padres en la ciudad de Buenos Aires. En esta ciudad terminó su bachillerato en el Colegio Eclesiástico y sus estudios de inglés. A mediados de 1863 visitó San Juan, donde su padre era gobernador. Aquí realizó prácticas de mineralogía y metalurgia con el ingeniero Rickard. Cuando regresó a Buenos Aires, se dedicó a sus estudios de abogacía en la universidad. En los comienzos de 1866 abandonó sus estudios para enlistarse en el ejército que luchaba en la guerra del Paraguay, pese a la oposición de sus padres. El 22 de septiembre de 1866 las tropas aliadas, argentinas y brasileñas marcharon al asalto de las trincheras paraguayas de Curupaytí. Ese mismo día, el capitán Sarmiento, al mando de una compañía de línea al frente de las baterías que defendían infructuosamente el fuerte de Curupaytí, un casco de bomba le cortó el tendón de Aquiles y murió desangrado, al frente del enemigo.

Dominguito en San Juan en 1863.
(Fotografía de Desiderio Aguiar)

En su libro "Vida de un Soldado", el general Fotheringham, recuerda que vio "...pasar al 12 con su jefe Mansilla al frente y con él van sus oficiales, entre ellos el capitán Sarmiento mandando su compañía. Con un gran abrazo me dice Dominguito: ¡Hasta luego, inglesito! Más tarde murió de hemorragia, atravesadas sus piernas por un balazo. Después le vi muerto ya, llevado sobre una manta por cuatro soldados. El pantalón color claro, apenas dejaba ver las manchas inmensas de sangre generosa que vertían las mortales heridas...''. Así murió el joven capitán Sarmiento, a los 21 años, al frente de su compañía en el asalto de las trincheras de Curupaytí.


Antes de partir al frente escribió una carta a su madre: 22 de septiembre de 1866. Querida Madre: "Morir por la patria es darle a nuestro nombre un brillo que nada borrará, y no hay mujer más digna que aquella que, con heroica resignación, envió a la batalla al hijo de sus entrañas. Hoy es 22 de septiembre de 1866. Son las diez de la mañana. Las balas de grueso calibre estallan sobre el batallón. ¡Salud madre mía!''.


Sus restos mortales fueron trasladados a Buenos Aires, velados en casa del doctor Rawson y sepultados en el cementerio de la Recoleta. El doctor Aneiros, luego arzobispo de Buenos Aires presidió el duelo, viniendo de la Universidad a la cabeza de muchos jóvenes que eran sus alumnos y como catedrático que era de Dominguito. Sarmiento se encontraba en Estados Unidos como enviado del gobierno cuando recibe la triste noticia de la muerte de su hijo. Fue un terrible golpe que sumió al gran maestro en una gran tristeza al punto de "...no saber qué hacer con lo que le quedaba de vida...''. Tan es así, que apenas puso sus pies en Buenos Aires, a su regreso del país del Norte, ya electo presidente, visitó la tumba de amado hijo. Para su sepultura encargó colocar una columna trunca que representa una joven y gloriosa vida interrumpida. Además, en su memoria escribió una biografía de su hijo que publicó en 1886.

Por Valeria Sacchi
Profesora - Responsable del Área de Investigación Museo y Biblioteca - Casa Natal de Sarmiento.