"El problema de la juventud es estrictamente personal, encuentro, y del sentido a la existencia''. Es decir, el joven busca ideales, líderes a imitar. Al respecto, la necesidad de amar y sentirse amado, es más sentida en la adolescencia. Es más puro. En el correr de la vida se van amortiguando las distintas contrariedades de la vida. Es decir, por poner un ejemplo, no causa el mismo impacto perder un diente de niño, ya que viene el ratón Pérez, que perder una muela de grande, cuando se siente a la vejez en el hombro.


¿Por qué afirmamos que el problema de la juventud es estrictamente personal, encuentro, y de sentido a la existencia? Precisamente, porque con respecto al primer punto todos los jóvenes viven un idealismo "estrictamente personal'', propios de la edad, que no es en todos iguales. No obstante, esta etapa es importante, porque forma las actitudes de la personalidad futura. Por ello, no es lo mismo una o un joven acompañado, a otro que no lo está. La libertad de educar al adolescente consiste no en darle todo servido en una bandeja única, sino en ofrecerle las variadas oportunidades para un tema con sus consecuencias, y que luego éste elija. El dejar hacer no crea libertad, sino falta de sentido. Y, aquellas posturas que pretenden masificar a todos con el cortar de una misma tijera, se basan más en el libertinaje domesticador; como los anteriores totalitarismos, en el rigorismo moral.


Elegir un camino es muy personal y único, propio de jóvenes, hoy inmersos en una postura de influencia positivista donde todo es cuestionado. Ahora, hay diferencias muy marcadas con las generaciones anteriores de estilo romántico, del buscar la interioridad, para que la vida tuviese un sentido. El positivismo es razón, La fe es contraria a la razón. El racional intenta dar un juicio a la evidencia. La Fe no racionaliza ¿Hay algo luego de la muerte? 


Con respecto al segundo tema "de encuentro'', no es menor, porque luego de haber elegido un estilo, ese camino no se construye solo. La cultura capitalista actual pretende desentenderse de los seres, cuando cada uno se las tiene que ingeniar como pueda. No se debe desalentar en incertidumbres las ilusiones de los jóvenes, sino el estimularlos con políticas eficaces, más allá de la educación de aula. La política de las cosas quedaría limitada, cuando en ocasiones se las tienen que ingeniar, y a veces, sin un respaldo comunitario. Es decir, hay que reaccionar frente a alguien que abusa de poder. Aunque, no existe el acompañamiento si se le dice una obligación a alguien, y al día siguiente se lo escracha. En la era positivista de la post verdad, aceitada por el auge del internet, se reduce este ideal altruista de encuentro cara a cara, a un chat utilizado casi como un arma, haciendo todo púbico.

"La esperanza es una gran joya a la que hay que cuidar bajo diez candados...''

Con respeto al tercer y último punto "del sentido de la existencia'' ¿Es posible encontrar una oportunidad a los problemas? Aquí hay que decir que hay dos opciones: Una, el aferrarse a la razón existencialista que confía en la razón inquisidora, sin eternidad, y que el ser humano muere despotricando. Ellas argumentan que la persona puede con fuerza de voluntad. El ateo ve a Dios como una lucha entre ese ser superior o él. Al agnóstico no le interesa. Y, la otra, el camino de la Fe, que como dijo Kierkegaard: "Es el salto que se da a pesar de todo, a pesar del mismo absurdo que se le pide a uno que crea''.


En fin, ante la razón opresora en promesas vacías, hay que darle esperanza a los jóvenes. La revolución es esperanza. Al fin y al cabo Malraux tenia razón al decir: "El siglo XXI será el siglo de la religión o no lo será en absoluto'' 



Por Diego Romero: Periodista, filósofo y escritor.