Los argentinos vivimos azorados de tantas noticias sobre corrupción en el gobierno del Estado, sobre todo en los últimos años. La primera y segunda décadas del 2000 baten récords, aunque en la Justicia se ha hecho aún muy poco para esclarecer tantas evidencias. Este mal de toda la historia de la Humanidad ha disminuido en muchos países. Sin embargo, poco en Latinoamérica, salvo los casos de Chile, Uruguay y Bolivia. Pero, ¿qué es la corrupción? Un abuso de poder o mala conducta de los gobernantes. Incluso hoy cuando se producen acusaciones de mediocridad en el liderazgo de dirigentes y funcionarios. Por eso, cuando hablamos de ello, no nos referimos sólo a esas manos que se introducen ilegalmente en las arcas del Estado, sino también a malos actos que afecten al ciudadano medio.


Cómo será que los sinónimos de corrupción son: descomposición, putrefacción, podredumbre, peste, fermentación, corruptela, depravación, perversión, vicio, prostitución, envilecimiento y deshonestidad. ¡Tremendo!


En España hay un viejo dicho que lo oí muchas veces allí cuando se hablaba de algún caso de corrupción en los gobiernos, desde los de Felipe González (él personalmente no protagonizó ninguno y antes de dejar el gobierno pidió un crédito bancario para hacerse un chalet destinado a su vida de expresidente) al actual de Mariano Rajoy: "¡En España no hay pan... para tanto chorizo que hay!".


En Argentina nunca lo escuché, pero aquí hay una palabra que no está en el diccionario de la Academia que es "chorear", un americanismo que podría venir de la deformación o derivación de "chorrear" que, como vulgarismo nuestro, sí quiere decir también robar, estafar, hurtar.


Para el periodista español e investigador Iván Giménez Chueca puede tratarse del "vicio más antiguo" ya que, según ha escrito, se encuentra "muy pronto en las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y la India, así como en la Grecia clásica".


Cómo será que "el clientelismo y el tráfico de influencias" viene muy de atrás, que hasta Percicles, considerado uno de los padres de la democracia ateniense, fue acusado de corrupción, al enriquecerse con la construcción de los templos del Egeo, comenta Giménez Chueca, quien también menciona que "no se entiende el éxito de Julio César sin el pago de sobornos" para obtener cargos públicos. Cualquiera diría, en el sentido de la "moda" actual, "bueno, robaron pero hicieron mucho por la cultura y la historia de la Humanidad". Y más atrás aún, en los comienzos mismos de la era cristiana, y según se cuenta en "Los hechos de los Apóstoles", Simón, el mago, "quiso comprar a los seguidores de Cristo el poder de transmitir el Espíritu Santo", ¡lo más en corrupción! Pero los más célebres sospechosos investigados hoy en Argentina y que actuaron a la sombra de los gobiernos Kirchner, José López y Lázaro Báez, entre otros, no aportaron ni un ápice a la cultura nacional, sino que habrían profundizado la degradación de las costumbres argentinas, si la Justicia puede demostrar lo que el ciudadano medio parece tener claro. Por supuesto, que si oímos la otra campana, el actual gobierno no parece quedar exceptuado de este tipo de presagios.