Los esposos no deben olvidarse de continuar siendo "novios" en cuanto a la dedicación que prestaban de amar y servir a su pareja. 

En artículos anteriores, nos referíamos al amor en el matrimonio, según el documento "Amoris laetitia" del papa Francisco. Queremos ahora continuar con algunas reflexiones de su magisterio sobre el amor conyugal. Señala el Santo Padre a los matrimonios: "Nunca dejen de ser novios". Lo ha expresado varias veces para pedirles que cuiden su amor como si "fuesen siempre novios" y que hay que vivir en actitud permanente de enamorar el cónyuge. Es decir, hay que mantener vivo el romance, con gestos y demostraciones de afecto. 


Suele suceder que los esposos, en su vida de casados, se olvidan de enamorarse, dejan de darse la atención y cortesía de los enamorados, es decir, disminuyen sus esfuerzos románticos y dejan de manifestarse el amor afectivo fuera de las relaciones sexuales. Escribe el Papa: "Muchas heridas y crisis se originan cuando dejamos de contemplarnos. Eso es lo que expresan algunas quejas y reclamos que se escuchan en las familias: 'Mi esposo no me mira, para él parece que soy invisible'... 'Mi esposa ya no me mira, ahora sólo tiene ojos para sus hijos'" (AL,128).

"Muchas heridas y crisis se originan cuando dejamos de contemplarnos" (papa Francisco)

Cuando eran novios buscaban la manera de enamorarse, de conquistarse, de hacerse felices, de agradarse cada día más, con gestos, regalos, actitudes creativas nacidas del corazón. Luego, ya casados, las manifestaciones afectivas se reducen prácticamente al encuentro sexual, enfriándose y distanciándose el amor afectivo. 


Los esposos no deben olvidarse de continuar siendo "novios" en cuanto a la dedicación que prestaban de amar y servir a su pareja. Esta actitud debe perdurar en la vida matrimonial, buscando siempre nuevas formas de expresar su afecto, su cariño, su amor.


No suponer que ya está conquistado para siempre, porque todos necesitamos sentirnos deseados, admirados y considerados. Por eso, se deberá cuidar de los detalles, de las manifestaciones de cariño, de la expresión de los sentimientos con palabras y con actitudes. El amor afectivo es la hoguera del amor matrimonial y no debe quedar en el terreno de lo supuesto y de lo implícito, sino que hay que hacerlo sentir, mediante gestos y palabras cariñosas.


Un ingrediente fundamental de la armonía matrimonial es "amar hoy más que ayer, y mañana más que hoy". El cultivo de la vida afectiva es, pues, importante para lograr una buena vida matrimonial.


"Cuántas dificultades en la vida del matrimonio se solucionan si nos tomamos un espacio de sueño. Si nos detenemos y pensamos en el cónyuge. Y soñamos con las bondades y las cosas buenas que tiene. Por eso es muy importante recuperar el amor a través de la ilusión de todos los días. ¡Nunca dejen de ser novios!" (Encuentro con las familias, Manila, 16 de enero de 2015).

Por Ricardo Sánchez Recio
Lic. en Bioquímica. Orientador Familiar. Profesor