Pasó el tiempo de las palabras, llega el tiempo de los hechos. Uno piensa que debiera haber coincidencia entre una cosa y la otra, pero no siempre ocurre así. La palabra, en el lenguaje político, es pensamiento verbalizado, la consecuencia de una serie de valores y conocimientos teórico-técnicos que conducen a una decisión, a la descripción de cómo se afrontará la solución de un problema de qué camino se tomará para conseguir, en definitiva, la felicidad de quien escucha. Las reciente elecciones nos han dejado, más que otras, varias opciones al menos desde las palabras. Ha surgido sin miedo pecaminoso una vertiente liberal en lo económico que se ha expresado hasta con agresividad y sin el miedo a ser calificada de "gorila", como ha sido costumbre en los recientes años y no solo por el peronismo. La izquierda no ha agregado nada nuevo y si bien festeja la tercera posición lograda en la suma del país y asombra que haya tenido buen porcentaje de votos en lugares antes impensables como algunos departamentos pequeños de San Juan, no presenta liderazgos interesantes que pudieran reemplazar a los ya conocidos y siempre se ubica cerca del 5%. Las fuerzas tradicionales se han unido con partidos más pequeños para dejar prácticamente un bipartidismo dentro del cual las candidaturas se podrán definir mediante elecciones primarias o mediante el método que se decida aunque por ahora eso no parece cambiar.

Problemas son la inflación, la deuda pública externa e interna y los focos de inseguridad.

El Congreso, en ambas cámaras ha quedado prácticamente empatado sin que ninguna de las coaliciones principales tenga predominio así que algunos bloques independientes cobrarán inesperada fuerza y podrán hacerlo por cada ley o aliarse estratégicamente con uno o con otro. La mayoría de las provincias siguen en manos del oficialismo nacional porque no hubo elecciones de gobernador pero la oposición ha ganado en la mayoría de los distritos incluyendo los más importantes en cantidad de electores y en desarrollo económico, Buenos Aires, Ciudad Autónoma, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza. Hecho saliente es que el kirchnerismo, base política del gobierno, ha perdido en su cuna, la Patagonia, incluyendo Santa Cruz, sede del origen del liderazgo de Néstor y Cristina Kirchner. En lo que es extrañamente poco comentado, si éstas hubieran sido elecciones generales para Presidente y Gobernadores, la oposición hubiera quedado al borde de ganar en primera vuelta por las dos vías, o por superación del 45% o por tener más de 40 puntos con 10 de diferencia sobre el segundo. Un empujón y estaría allí. Es un alerta serio para el gobierno y una expectativa visible para la oposición a la vez que la obligación para ambos de no cometer errores de aquí a dos años, lo cual no será fácil. El gobierno sigue y al parecer seguirá concentrando recursos en el llamado AMBA, Área Metropolitana de Buenos Aires. Hacia la solución de sus problemas sociales se dirigen altos porcentajes de subsidios a los servicios públicos, transporte, luz, gas, agua, y proyectos de ley como el del impuestos a las etiquetas, que juntará fondos para los "piqueteros" que hay, pero muchos menos en las provincias. En general, vía lo ya mencionado como la aplicación de mayores impuestos vía retenciones a las exportaciones o fijaciones de cupos de exportación para productos primarios, carne, maíz, etc., o por otros instrumentos, se pretende obtener recursos del interior para volcarlos arbitrariamente en el AMBA. Problemas centrales son la inflación que superará a fin de año el 50 por ciento, el arreglo de la deuda pública externa e interna y los focos de inseguridad surgidos uno en la ciudad de Rosario, Santa Fe, con vínculos directos con el narcotráfico y en los lugares más hermosos del sur con el naciente terrorismo asociado a supuestos reclamos de pueblos originarios. Esta semana volvieron a caer los títulos públicos y lógicamente subió el riesgo país, ambos datos anticipan la creencia de que el país finalmente caería en default de la deuda. Se viene retrasando la renegociación con el Fondo Monetario Internacional lo cual daría una fuerte señal en sentido contrario, la tasa de inversión sigue muy por debajo de la que sería necesaria para mejorar los estándares de trabajo y pobreza. Al día de hoy las perspectivas del oficialismo nacional no son buenas para el futuro porque sus principales figuras registran gran desgaste al menos en cuanto a su imagen negativa y tampoco se observa el surgimiento firme de figuras nuevas.

La sequía es tal que algunos insinúan que tuvo que ver en los resultados electorales.

Todo lo contrario ocurre con la oposición que puede presentar distintas opciones que, al momento miden bien en la opinión pública y que registran alguna renovación por lo menos en distritos importantes como Capital, provincia de Buenos Aires. Santa Fe y Córdoba. En San Juan la situación es de virtual empate con dos curiosidades: no hay críticas serias a la gestión del gobierno que se siente afectado por una especie de ola nacional y los recientes candidatos de la oposición no tenían un grado alto siquiera de conocimiento público, lo que ayuda a sostener la hipótesis de la influencia nacional. El oficialismo jugó todas sus cartas sacando a jugar a la figura del gobernador y otro tanto hizo la oposición con su principal líder lo que puede decirse que fue una especie de anticipo de lo que podría ocurrir en 2023. La cuestión de la sequía es tan grave que algunos insinúan que tuvo que ver en los recientes resultados electorales. En la campaña hubo algunos síntomas de molestia en ciertos barrios. De ahora en más veremos un mix entre palabras y hechos, entre figuras y programas, hasta ahora venían prevaleciendo las palabras, eso se terminó.