Con un total de 41 mil 486 millones 242 mil pesos, nuestro Estado provincial tiene previsto afrontar sus necesidades para el año que viene. Al cambio de la fecha, con un dólar estable y prácticamente en descenso son 2.370 millones de dólares y monedas, un récord absoluto que significan 3.246 dólares para cada sanjuanino/a considerando la población actual ó 56.830 pesos anuales per cápita. No es poca plata. Más si se compara con una perspectiva histórica que arrancó con el inicio de la democracia y en moneda constante. Mejor cuando se sabe que no es una cifra optimista sino que habrá recursos suficientes.

La ley de presupuesto es el medio real de saber para qué lado apunta un gobierno, cuáles son sus ideas concretas, si es arriesgado, medido, responsable o voluntarista. No siempre lo escrito en números se corresponde con lo que se dice en promesas de campaña que, aunque en nuestra historia contemporánea provincial hubo excepciones, generalmente tienden a ser generosas con el gasto sin explicar la antipática contraparte del origen de los recursos. Por ejemplo, un ejecutivo al que se prejuzgó contrario a los pobres como Escobar gobernó con déficit y tomando abundantes créditos.

Dentro del mismo partido, otro al que se caracterizaba como populista, José Luis Gioja, dejó a la provincia en la situación inédita de superávit jugoso y consecutivo en sus tres mandatos. Se suponía que todo debió ser al revés. Tanto el gobernador Uñac como su ministro de Hacienda Roberto Gattoni dan la impresión, ahora ratificada con el segundo esquema de gastos y recursos de su gestión, que seguirán el camino de la dupla Gioja-Alcoba. Para el año que viene la carta que el ministro acaba de presentar a la legislatura informa un sobrante de casi 22 millones de pesos, poca plata pero una perla en el océano nacional de distritos que terminan el año mal. La firma del pacto fiscal, confirmada en parte por la media sanción que aprobara Senadores en la última sesión ordinaria del año, en los hechos no abarca a San Juan, que tiene cumplidas en exceso las metas de reducción de gastos.

La provincia no necesita ajustar nada y, además, tiene en depósito dos nóminas salariales mensuales, el equivalente a unos 2.700 millones de pesos en un fondo anticíclico, reserva para compensar eventuales faltantes de efectivo. En la propia bondad está el premio, no se necesita esperar un reconocimiento especial por hacer las cosas bien. Un detalle saliente y para nosotros principal, es que no se ha modificado la proporción de gasto corriente versus inversión: 71,59% a 25,95% respectivamente. Si bien que algo más de dos terceras partes del presupuesto se destine al funcionamiento interno del Estado no es lo ideal, se debe recordar que la provincia supo asignar casi el total o más del 90% solo a sueldos del personal sin dejar nada para obras, inversiones o promociones en la economía real. En más de una ocasión el total no alcanzó y se debió pedir prestado para pagar sueldos. En buena parte de la historia contemporánea, la tarea de los ministros de Hacienda o Economía consistía casi exclusivamente en viajar antes de fin de mes a Buenos Aires a conseguir fondos para cubrir el mes vencido o pedir créditos para algunos proyectos y obras. Pone en claro la filosofía del gobierno disponer del 54,81% del gasto para servicios sociales, es decir, salud, educación, promoción y asistencia, deportes y recreación, vivienda y otros. Una perla importante es dejar en manos de Rentas la responsabilidad de recaudar nada menos que casi 5 mil millones, una meta alta que por sí sola podría soportar con comodidad el importe que recibirán los 19 departamentos.

Es de esperar, entonces, que siga la lucha imaginativa y voraz del taxman (como dirían los Beatles) Adrián Villegas, cuyos resultados previos han justificado que sea uno de los únicos tres funcionarios que mantienen sus cargos en sucesivos equipos gubernamentales. La administración central tiene previsto coparticipar a las intendencias con un total de casi 3.200 millones. El sistema de educación es, por lejos, el que se lleva la mayor suma, 11.673 millones, 27,44%, dos puntos más que lo que recomiendan la Naciones Unidas, el 25%. No es el momento pero si sacamos cuentas, nos asombrará la cifra en dólares que se asigna a cada alumno de la escuela pública. Sin palabras por los resultados. Sigue la administración central con 9.220 millones de pesos. La deuda pública, que a principios del milenio era un dolor de cabeza, ha quedado reducida a 1.175 millones, una proporción irrelevante, apenas el 2,76% del total. Cuando se tiene tranquilidad financiera es buen momento para ganar eficiencia. Tener plata no debiera significar gastar mal. La aprobación por Diputados tendrá alguna discusión pero no se esperan cambios significativos.