El lenguaje inclusivo, uno de los factores que llevan a la deseducación.

La educación es un proceso intencional cuyo objetivo fundamental es perfeccionar al ser humano en todas sus capacidades y potencialidades, pues, en él está su determinación de lo específicamente humano y su desarrollo. Cuando por alguna circunstancia o actividad se restrinja, omita o desvirtúe esa finalidad, se acerca al sujeto a la deseducación. Este fenómeno no es fácil de ser advertido ya que todos quienes de alguna forma actúan vinculados a los aprendizajes, ya sean estos sistematizados o no, de alguna forma pueden promoverla. El fenómeno de la deseducación se está presentando hoy con un alto grado de perversión y no podría ser de otra manera cuando lo más esencial a la condición humana se ve vulnerado por distorsiones que rompen con la verdadera naturaleza de la formación, urbanidad y la misma cultura.


En la presente exposición marcamos lo que serían algunos temas que promueven la deseducación:


a)    El aborto legal: al ser humano le gusta vivir y disfrutar de la vida sabiendo que la tiene, sin embargo en múltiples casos impide su desarrollo o la destruye. La vida, resiste a todo concepto del hombre pues es anterior a él. Está exenta de toda moral, ideología o dogmatismo, no está sujeta a política alguna ni pende de ninguna concepción humana. La vida necesita simplemente de su reconocimiento y educación. Con una buena educación que ponga límites y responsabilidad al acto sexual, la concepción y generación de la vida no correría ningún peligro pues antes de la relación misma, cada joven y cada adulto, sabría qué hacer para salvar una vida y no abortarla.


b)    La ideología de género: a quien no se puede controlar es al mismísimo hombre o mujer que no termina por asumir un rol coherente en su condición, identidad y desarrollo humano, porque lo que en definitiva no tiene es responsabilidad y respeto por su libertad, comprometiendo su natural condición o aún no convencido del respeto, por las normas que define una institución como la matrimonial y su correlato de intimidad conyugal pretendiendo así destruir al ser humano y la familia y para quienes son creyentes, quitar a Dios de sus vidas.


c)    El lenguaje inclusivo: cuando éramos niños, nos gustaba entretenernos con juegos lingüísticos en los cuales los participantes hablábamos una especie de jerga entendida únicamente por los que compartíamos el juego. Dos entretenimientos de esa índole podían ser hablar en "jeringoso" y usar las palabras con las sílabas en orden invertido. Sin saberlo, estábamos ejercitando formas de la "criptolalia", concepto que se define como aquella "alteración de la lengua hablada para que los mensajes emitidos de este modo no puedan ser entendidos más que por los que poseen el código" (María del Rosario Ramallo -Profesora y licenciada en Letras). El lenguaje inclusivo ni siquiera tiene el rango de juego sino mas bien "el todes" va contra la formación lingüística de una población. El término "todes" no incluye ni representa nada existente ni por existir.


Sólo una sociedad formada en la responsabilidad podrá hacerle frente a una virtual deseducación que amenaza a toda institución y atenta sin perjuicio alguno contra la persona. Algunos signos ya son visibles y una comunidad necesariamente debe reaccionar; por nuestros niños, por nuestros jóvenes, por nuestras familias, por cada ciudadano.