Pensar es gratis, decía el gerente a los operarios de una fábrica. Se refería a que las empresas modernas esperan que sus empleados colaboren en mejorar los procesos para hacer más eficiente, fácil, rápida y barata la tarea.

Ocuparemos este buen consejo, el de pensar, para desarrollar algunas hipótesis de lo que pudiera pasar en San Juan en las elecciones de medio término de legisladores nacionales previstas para octubre. El análisis no aspira a ser predictivo porque aun falta mucho tiempo, sino sólo a exhibir las principales condiciones en que este comicio se va a desarrollar.

Comencemos recordando que, como ha ocurrido en casos similares desde que recuperamos la democracia, prevalecerán las expectativas nacionales por sobre las provinciales y municipales. Dicho de otra manera, tendrán mucha mayor influencia la situación y los personajes nacionales que las figuras y temas provinciales y, menos aun, municipales.

Es importante decirlo porque en estos calurosos días han comenzado a desplegarse análisis generalmente originados en gente joven que está ocupando cargos tanto en el oficialismo como en la oposición, que cifran el posible destino electoral en calidades de gestiones y popularidad de personajes locales.

No es erróneo, porque es verdad que, tanto la eficiencia en el ejercicio del poder como la simpatía que los políticos hayan logrado frente a sus votantes, siempre será un factor positivo así como negativo lo contrario. Pero de ninguna manera determinante o decisivo. 
Un caso extremo ocurrió en las elecciones legislativas del año 1985.

El Dr. Mario Gerarduzzi logró ser candidato a diputado nacional y convencional constituyente provincial por la gobernante UCR de Alfonsín, luego de ganar una dura batalla interna contra el sector del Movimiento de Renovación y Cambio.

En el prólogo de la campaña final, fue atacado por una enfermedad que lo postró sin poder asistir a ningún acto en época en que los actos callejeros tenían, no como ahora, de importancia vital. No obstante la ausencia presencial que obligó a los propagandistas a tomar grabaciones en su domicilio y durante los pocos minutos que el cabeza de fórmula tenía ánimo para el trabajo, ganó y fue llevado casi de la cama al festejo del triunfo en la sede partidaria de calle Córdoba casi Sarmiento.

El oficialismo local, encabezado por el gobernador Leopoldo Bravo, del Partido Bloquista, había hecho grandes esfuerzos por pegarse al discurso del radicalismo nacional, tenía 26 de los 30 diputados provinciales en la cámara, la mayoría de los intendentes con excepción de escasos departamentos alejados, no había hecho una mala gestión en sus dos primeros años y salió tercero.

Había ganado la frase “no le ate las manos a Alfonsín”, con la cual se pedía apoyo al novel Presidente quien había inaugurado poco tiempo antes, en junio (las elecciones fueron en octubre), el llamado plan Austral que consiguió parar en seco la inflación, flagelo de aquél momento al igual que hoy.

Más tarde, ocurriría algo semejante cuando el menemista Jorge Escobar, víctima de juicio político y expulsado del gobierno, ganó las legislativas y el primer lugar como constituyente a la reforma del ’94’, triunfando contra el propio partido representado por su vice Juan Carlos Rojas.

Habían ganado Menem y su ministro Domingo Cavallo, quienes desde abril habían impuesto la convertibilidad que también frenó de golpe la inflación. Hay otros ejemplos, pero el más reciente es de 2013, cuando el ya promisorio ascenso de Macri, Jefe de Gobierno de Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), arrastró a la figura del actual diputado nacional Eduardo Cáceres, quien prácticamente no tenía estructura y quien no ascendió más porque en el medio apareció el accidente del helicóptero gubernamental con José Luis Gioja y el candidato Daniel Tomas adentro, lo cual desvió la tendencia electoral que iba hacia otro rumbo.

Primera conclusión: la elección estará atada a la marcha del gobierno nacional. Si a Macri le estuviera yendo bien para aquellos días, sus mentores locales serán empujados hacia arriba por esa suerte de corriente contra la que resulta difícil nadar.

Si ocurriera lo contrario, esa misma corriente será como esos remolinos de las caídas de agua que tienden a tragarse todo. Por lógica, esto vale también para la oposición nacional que a la vez es oficialismo local, Uñac, y para la gente de Massa que desafía a unos y a otros.

Otro elemento que suele tentar a muchos a cometer errores es la evaluación de los tiempos. El tiempo que vale para el ánimo del votante es el inmediato anterior a la fecha de la elección, entiéndase un par o a lo sumo tres meses.

Para una elección son clave los 90 días previos. Y lo último que interesa es la calidad de la campaña.

El clima de esos 90 días anteriores es clave y también hay ejemplos. Para el año 91, el presidente Menem la tenía perdida a tal punto que designó ministro del Interior a José Luis Manzano, de buen diálogo con los radicales, calculando que necesitaría negociar con el Congreso.

Las elecciones de San Juan fueron anticipadas a agosto porque el bloquismo de Carlos Gómez Centurión intentó despegarlas de las nacionales para, justamente, evitar influencias inconvenientes. Previo apoyo de Cavallo y Eduardo Menem, el justicialismo de Escobar dio un golpe inesperado y ganó dando vuelta la tendencia nacional y abriendo camino a un nuevo triunfo del Gobierno nacional casi tres meses antes.

Más recientemente, a fines de 2002, Gioja, por entonces Presidente Provisional del Senado con Eduardo Duhalde Presidente (Gioja virtual Vice de la Nación), medía apenas 7 puntos contra 36 de Roberto Basualdo. Parecía una cosa resuelta. 7 meses después ya estaba a la par y terminó ganando cómodo para quedarse 12 años.

Cuenta una fábula que un bufón del rey se vio obligado a prometer a su jefe borracho que haría hablar a un perro. Lo contó a su esposa y esta rompió en llanto. ¿Por qué lloras? preguntó el hombre ¿Cómo harás hablar a un perro? respondió la triste mujer. “Le pedí que me diera un mes y en un mes tal vez el rey se olvide, tal vez se muera y ¿quien te dice?, el perro hable”. Un mañoso político departamental sanjuanino acuñó la frase “que vengan días”, cada vez que enfrentaba una crisis.

El manejo del tiempo es fundamental. No se muere en la víspera ni se triunfa la semana anterior. Lo último es la calidad de la campaña. Solo en este rubro interviene la figura de los candidatos, pero no es esencial en elecciones nacionales.

La última. Para cuando llegue el momento, la gente no votará ni por el Correo ni por los Panamá papers sino por cómo le esté yendo y cómo crea que le va a ir en el futuro. Los habituales resultados de Elisa Carrió y Margarita Stolbizer no nos dejan mentir. En otro sentido, los de Cristina y Néstor también.