Con relación al editorial "Reactivación minera+, publicada el 15 de febrero pasado en este diario, me permito realizar algunos aportes que estimo respetuosamente de interés. 


Es verdad como se afirma que la tecnología actual y las nuevas inversiones privadas y estatales, podrían dar vida a las viejas reservas metalíferas que se ubican en los departamentos mineros de nuestra provincia. En este contexto también es verdad, que bajo la impronta de la actual gestión de gobierno, el desarrollo y fomento de la actividad minera forma parte de un conjunto de políticas activas destinadas a movilizar adicionalmente de entre todos los proyectos potencialmente importantes, aquellos recursos minerales que forman parte de antiguos yacimientos, que en el contexto de la pequeña minería dejaron de explotarse en las primeras décadas del siglo pasado. 

Son muchas las razones que impiden que la minería se proyecte y consolide como un polo de desarrollo minero, y también como un polo tecnológico e industrial. 


Aunque el desarrollo tecnológico alcanzado por la minería, desde la aplicación tanto de nuevas tecnologías como de diseños y métodos operativos, permite aprovechar estos depósitos dando valor a sus reservas remanentes y subyacentes, estimo que esta decisión no solo debe estar motivada por la necesidad de dar solución a la recuperación de los niveles de empleo que se han perdido, sino que debe estar sustancialmente orientada, a contribuir a crear un polo de desarrollo minero tal cual lo imaginó Domingo F. Sarmiento, desde una mirada claramente estratégica y visionaria. 


El error que ha llevado a sostener desde la década del 90, que en relación a los minerales metalíferos la única minería que es viable y posible, es aquella que tanto desde la inversión, operación y ejecución de proyectos mineros, solo debe vincularse al capital y las empresas transnacionales y extranjeras, representa un tema central. 


El error de considerar que un desarrollo minero metalífero nacional, solo puede ser consolidado desde el impulso de los proyectos de gran minería, representa un desliz, que va contra la propia naturaleza de la actividad. 
En este contexto y al amparo de la idea de un proyecto nacional, cualquier actividad productiva o extractiva como lo es la minería, debe apuntar a consolidar primariamente el ser y quehacer de su pequeña minería y logrado este objetivo, avanzar hacia la consolidación de su mediana primero, y luego la gran minería. 


Esta situación, que en el contexto del recurso minero metalífero no ha permitido generar un empresariado minero nacional que apueste a operar proyectos mineros productivos, y no solo a brindar prestación de tareas, bienes y servicios como ocurre en la actualidad, ha ido confabulando una realidad que no deja de ser preocupante. 


En este escenario, representamos, el único País donde pese a tener sembrada nuestra cordillera de derechos mineros, nos sobran los dedos de las manos para contar los proyectos que se encuentran en producción o en vías de su factibilización. Por esta razón adquiere un enorme valor, la renovada impronta que tanto el Ejecutivo Provincial como el Ministerio de Minería intenta imprimirle a la minería sanjuanina, donde desde la misma forma en que se estimula la inversión extranjera destinada a la ejecución de los grandes proyectos mineros, se intenta fomentar el desarrollo de la pequeña y mediana minería metalífera.