Últimas Conversaciones tiene tres partes: "Las campanas de Roma", donde Ratzinger explica su renuncia; "Historia de un siervo", donde se desarrolla su vida intelectual y pastoral y el "El papa que escribió sobre Jesús", en relación a sus libros sobre el Divino Maestro.

Quisiera detenerme en el inicio del texto donde figura una expresión de Benedicto XVI acerca de la fe. Dice: "Creer no es otra cosa que, en la noche del mundo, tocar la mano de Dios y así, en el silencio, escuchar la Palabra, ver el Amor".

A menudo sucede que en cuestiones de fe, si no se entiende algo, no es que sea falso, sino que hay que entenderse a sí mismo como limitado para alcanzar el gran objeto de lo que uno cree. Dios siempre es mayor.

El libro se ocupa de anécdotas y experiencias de la vida de Ratzinger. La vida en familia, la guerra, los estudios posteriores. Muchas de esas vivencias son conocidas por su pública actuación en el tramo final, así como los 26 años anteriores que estuvo muy cerca de Juan Pablo II, en la Congregación para la Doctrina de la Fe. 

Pude conocer personalmente -cuando era cardenal- al autor. Lo escuché en conferencias y cuando presentó en la Basílica Santa María La Maggiore, la magna obra del Catecismo de la Iglesia Católica, en 1992. Hoy, dicho Catecismo, sigue animando la teología y la vida de fe de la Iglesia en modo vivo y vigente. 

En el libro comentado no faltan amplias referencias a teólogos que acompañaron su derrotero, como así los que lo han criticado duramente. Entre los primeros, citamos a Urs von Baltasar, H. de Lubac, Karl Rahner. Y en el segundo grupo, el teólogo que más lo ha criticado Hans Küng.

Incluso se valió de los medios para sus frecuentes discrepancias teológicas. También el brasileño Leonardo Boff no ahorró críticas, a excepción de los loables comentarios en la renuncia al pontificado. Pero Ratzinger mantiene la nobleza de espíritu. No guarda un mínimo de recelo, sino palabras de comprensión y serena mansedumbre.

El periodista Peter Seewald sabe bien su oficio. La calidad de sus preguntas están a la altura del entrevistado. Y nos ayuda a entrar en el rico mundo de Benedicto XVI, que no es un mundo sólo de libros eruditos o teólogos medievales.

También es un mundo preocupado por las tareas pastorales. Así por ejemplo, habla de sus diálogos con políticos como Obama, Castro, Putin o Bachelet.

Últimas Conversaciones es un texto en donde aparece -por primera vez en la historia de la Iglesia- un Papa emérito que hace un balance de su pontificado y su vida. Y también que nos habla de Dios. Sólo en Él, el corazón humano encuentra "quietud" (S. Agustín). A Benedicto XVI le "obsesionaba" el proceso creciente de secularismo en Europa y en general Occidente. Es que sin Dios, el mundo se nubla. Se torna "noche". Y no es que el don de la fe disipe todas las tinieblas o brinde las respuestas al que busca con inquietud.

Como dijera Francisco en su primera encíclica "La luz de la Fe" no es que la fe desaloje todas las dudas, pero enciende una luz, "y eso nos basta para caminar en la noche". Fe y razón son compañeras del camino de toda persona.