La semana pasada los trabajadores de la ex Delphi cortaron las calles frente al edificio de la Subsecretaria de Trabajo en reclamo de la deuda salarial.

A la fábrica de mazos de cable ITEC, cuyo principal accionista es ex jefe de la UIA, Héctor Méndez; se le está haciendo cada vez más cuesta arriba revertir la difícil situación por la que atraviesa con la planta sin operar, lo que acrecienta la incertidumbre de sus 367 empleados. Lo último que sucedió ayer, tras una larga asamblea en horas de la siesta en la planta fabril entre los gerentes, la Subsecretaría de Trabajo, el gremio de los plásticos y los empleados, es que se decidió pasar a un cuarto intermedio hasta el próximo jueves 24, tratando de ganar tiempo para conseguir los fondos y poder pagar dos quincenas adeudadas al personal, para lo cual se anticipó que la provincia dará una ayuda a través del Programa de Reconocimiento de Empleo Productivo Industrial Provincial (REPIP). En el encuentro además se explicó a los trabajadores que las esperanzas están puestas en que la Nación frene la importación de mazos de cables que son fabricados en la planta de Santa Lucía-, un pedido que fue realizado por el propio gobernador Uñac el miércoles en Buenos Aires al titular de Producción de la Nación, Francisco Cabrera. Esa sería la salida para que la autopartista de Santa Lucía reanude las operaciones y retome la fabricación de mazos de cables. Sucede que la automotriz Peugeot -el único cliente que le queda luego de que Fiat canceló la nominación de la fábrica local para uno de sus vehículos- redujo a cero los encargos en las últimas semanas porque prefiere importar a menor valor las mismas piezas traídas de Uruguay y Brasil, según explicaron ayer fuentes que participan en las negociaciones. 


Eso determinó la caída de sus niveles de producción y en este momento la totalidad de los operarios (315, ya que 52 son administrativos y acuden a sus puestos de trabajo) están licenciados hasta fin de mes con la promesa de cobrar el 100% del salario sin haber trabajado. Las fuentes indicaron que la Nación está trabajando en el tema y las expectativas son que prohíba todas, o una parte de las importaciones, si comprueba que la automotriz no cumple con el porcentaje de importación y de producción nacional que debe llevar cada auto en sus componentes.

Si bien desde hace un tiempo los directivos de la autopartista no hacen declaraciones -ayer no fue la excepción- se supo que ITEC también presentó una medida cautelar en la Justicia solicitando que impida a la automotriz francesa la importación de productos brasileños, bajo ese mismo argumento, señalaron las fuentes. Sin cliente, sin vender sus productos y por lo tanto sin cobrar, la situación financiera de la ex Delphi se complica más aún con una deuda de unos $200 millones que mantiene con Peugeot por no haber realizado ciertos descuentos en los productos que le vendió, aunque no trascendieron los motivos.

En este escenario la buena noticia es que la provincia decidió otorgar a la autopartista un subsidio para afrontar el atraso salarial, a través del Programa REPIP- (el equivalente local del REPRO nacional), aunque no podrá pagarse inmediatamente y habrá que esperar hasta la semana próxima porque la fábrica tiene las cuentas embargadas por AFIP, según informaron ayer los trabajadores. En el Gobierno provincial barajan además la posibilidad de encontrar un nuevo comprador para la empresa. En 2015, cuando la ex Delphi decidió vender (ver aparte), surgieron dos interesados: Emilio Ruffo, dueño de Cibasa y Héctor Méndez, siendo este último el que finalmente se quedó con la fábrica. 

De crisis en crisis

En el 2014, la multinacional Delphi, se vio afectada por la reducción en la producción automotriz a causa de la caída de ventas de autos que se produjo ese año. Tras meses de suspensiones confirmó el cierre de las actividades y colgó el cartel de venta. En marzo de 2015 pasó a manos de Méndez y se convirtió en ITEC.