En diciembre el litro de vino de traslado entre bodegas se comercializaba a 8 o 9 pesos por litro en San Juan y el resto de zonas vitivinícolas. Ahora, casi a fines de marzo, el precio ronda los 13 a 14 pesos. Es decir, en tres meses el producto registró un aumento de entre el 55% y el 62%. El aumento responde a varios factores, según indican referentes del sector: la escasez mundial debido a las pobres cosechas en varios países, incluido Argentina, y el aumento en el consumo y en las exportaciones que se viene registrando en los últimos meses. Los últimos datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura indican que en febrero subió 107% la venta externa de vinos (1,1% el fraccionado y 303,7% el granel) y 44,5% el mosto (ver infografía). A su vez el consumo del vino fraccionado en enero repuntó un 13% febrero interanual. Esta vendimia también será pobre, con una merma que ya todos dicen que será superior a lo estimado oficialmente. O sea, que todo indicaría que el aumento de la demanda puede seguir impactando en aumentos de precios que beneficiarían al viñatero, salvo por la coyuntura que ha creado la expansión de la pandemia a nivel mundial. No hay opiniones unánimes al respecto. En sectores viñateros confían que subirá, más aún si la Nación toma algunas medidas adicionales. Otros no se arriesgan a medir aún el impacto que provocará el coronavirus en la vitivinicultura.

""Creemos que el precio va a seguir subiendo porque los stocks mundiales se han reducido al mínimo. Lo nuestro es alimento, la gente va a estar más en su casa y el consumo no se va a ver afectado", dijo Juan José Ramos, titular de la Asociación de Viñateros Independientes. Incluso supone que si además el Ministro de Agricultura, Luis Basterra, corre la fecha de liberación de vinos a un plazo posterior al actual 1 de junio (le han enviado un estudio económico de los beneficios que acarrearía), los precios se tonificaran aún más para el sector productor que viene afectado por baja rentabilidad. Ángel Leotta, presidente de la Cámara Vitivinícola, estimó que el incremento del vino se debe en primer lugar a la mala cosecha del año pasado y a que no hay sobrestock de vino blanco. ""Incluso ha subido mucho el mosto sulfitado, con precios de 12 o 13 pesos el litro. Hay compradores a 11 pesos al contado, pero deben depositar primero la plata antes de la entrega", dijo. Pero fue cauto sobre el impacto que tendrá el coronavirus y dijo que hay técnicos del Observatorio vitivinícola realizando ese estudio. Carlos Fiochetta, gerente de la Corporación Vitivinícola Argentina; explicó que como la situación es inédita hay una gran incertidumbre. ""Es difícil aún cuantificar, estimar o tener una aproximación sobre que va a pasar con la exportación, el consumo interno y las diferentes variables". El especialista agregó que cree que en lo inmediato, el efecto de precios en alza que muestra el vino tiene que ver con la certeza de que la actual cosecha de uvas va a ser menor a la esperada, ""incluso menor a las proyecciones oficiales, y esto marca incrementos en los precios". Según el pronostico del INV se espera una caída del 25% respecto al volumen del año pasado, pero las proyecciones indican que será mayor.

Valor en alza

14 pesos cuesta ahora de máxima el litro de vino, cuando en diciembre estuvo a 8 o 9 pesos. El aumento es de hasta 62%.

Las derivaciones de la pandemia en el sector

 

En el artículo "El Coronavirus, un "cisne negro" para la vitivinicultura argentina", el director de la publicación Área del Vino, Javier Merino; comentó que las derivaciones sobre la economía que tendrá la pandemia "son por ahora impredecibles en la magnitud que pueden alcanzar". Señaló que el único registro cercano es la crisis financiera de 2008 que hizo caer el producto bruto mundial un 5,2% y tuvo derivaciones muy fuertes sobre el comercio mundial que sólo se recuperaron casi 30 meses después de la caída de Lehman Brothers. El informe indica que el comercio mundial de vinos, como consecuencia de esa caída del producto bruto mundial se desplomó más de 14,5% y sólo se recuperó a fines de 2010. La correlación de la evolución de la economía mundial con el comercio de vinos se ve en los últimos 30 años por lo cual aconseja esperar los pronósticos de organismos internacionales. Resaltó que el fenómeno es distinto del vivido en 2008 lo cual resulta más impactante para la industria del vino. En aquel momento la crisis financiera impactó a los negocios y los movimientos de inversión y ello derivó en una disminución del comercio mundial, incluido el vino. El actual no sólo afecta los negocios en general sino que está bloqueando los movimientos de las personas lo que impide el desarrollo del negocio turístico, los viajes de negocios o la gastronomía y pega con mucha más intensidad en la industria del vino.