No sólo las amenazas del clima le han puesto los pelos de punta a los viñateros este año. Ha crecido tanto la falta de cosechadores este año para levantar las uvas que el ritmo en las fincas se ha vuelto muy lento, más que en las últimas temporadas; según admitieron ayer productores, gerentes de fincas, empresas de reclutamiento de personal y cuadrilleros.

Las causas: Dijeron que este verano prácticamente no llegó la codiciada mano de obra boliviana, ni los "golondrinas" tucumanos, salteños y catamarqueños. Lo atribuyeron a la intensificación de controles de indocumentados, y de condiciones de trabajo dispuestas por las autoridades nacionales. Y además, le echan la culpa a los planes sociales: Ni los de afuera, ni los de aquí quieren trabajar en la cosecha por 2 meses ante el temor de que sean registrados en blanco y pierdan el beneficio de la asignación universal o la tarjeta social. En efecto, quien se inscriba en un trabajo temporario debe ser dado de baja por el tiempo que dure el mismo, y luego vuelve a inscribirse. Pero nadie hace los trámites.

"Este año va a ser difícil, muy pocos van a poder levantar la cosecha a tiempo. No se consigue gente para trabajar, está muy malo. Mire, todos los días nos llaman productores para contratar el servicio y no los podemos atender", se quejó desde Albardón Miguel, un "cuadrillero" como se llama a quienes arman un plantel de cosecha y cobran al viñatero un precio fijo por hectárea que incluye el traslado del personal. "El año pasado mi cuadrilla tenía 200 personas y este año sólo recluté a 50", agregó. "Fui a buscar gente a Tucumán pero es una de las provincias con más planes sociales y no quieren venir a San Juan porque pierden el beneficio",agregó.

Desde Pocito, Cayetano; otro cuadrillero, también se quejó: "Quiero armar una cuadrilla de 20 personas, pero hace 2 semanas que las busco y tengo sólo 5. Este año no hay gente para trabajar. Mi primo, sus amigos no quieren venir porque tienen la tarjeta social", agregó.

Un cuadrillero local paga este año $3 la gamela de uvas tintas y $2 la común, contra los $2 y $1,50 del año pasado. "Gameleando" 12 horas diarias, al rayo del Sol y con mosquitos, sacan $120 con las uvas finas y unos $180 con las comunes.

"El valor de la gamela no ha seguido los parámetros de inflación y cada vez es menos atractivo. Nosotros no sufrimos tanto la falta de mano de obra porque hacemos valer la continuidad y condiciones de trabajo, pagamos semanalmente, pero hay mucho problema este año con los cosechadores", explica Carlos Pujador, desde la finca de la familia Montes en Pozo de los Algarrobos. "También influyó mucho la rigurosidad de controles en el traslado de personal y en el cumplimiento de normas laborales como la de blanquear al personal", agregó. Y desde la Subsecretaría de Trabajo advirtieron que esos constroles se van a intensificar más en los próximos días (ver página 3).

"Hay varios problemas, ha venido menos gente de afuera y los de aquí no quieren trabajar en blanco. Cuando uno les pide el documento y CUIL no se lo quieren dar", contó Alejandro Pons, viñatero de Sarmiento y nuevo presidente de la Federación de Viñateros de San Juan. "Hay muchos planes y tienen miedo a perderlos. Algunos quieren trabajar pero como se pide personal registrado, se van", aseguró.

Desde la asociación, Juan José Ramos, al igual que el resto graficó otro problema: el alto nivel de ausentismo. "Los lunes no aparecen, arrancan a partir del martes o miércoles, sólo trabajan 3 o 4 días a la semana", dijo. "En marzo será un problema porque hay muchos días de fiesta", coincidió Pons.

"Creo que las dificultades para reclutar personal local estarían relacionadas a la falta de articulación entre los planes y beneficios sociales y el desarrollo de políticas laborales vinculadas a la cultura de trabajo rural y la formación en oficios relacionados al sector", opinó Fabricio Gaitano, desde Manpower, una de las firmas que consigue cosechadores a los emprendimientos agroindustriales. Las firmas que acuden a este tipo de empresas para cosechar pueden desligarse parcialmente de la escasez de mano de obra. "Lo hemos tercerizado, pero sé que hay menos gente", dijo Gerardo Danitz, desde Graffigna. "la uva cuando está no espera, hay que sacarla como sea", dijo Sergio Moraviera desde Santa Sylvia, finca que pese a contar con la cosecha tercerizada debió incrementar este año la cosecha mecanizada por la falta de trabajadores: "El año pasado usé la máquina cosechadora en 30 hectáreas, este año llegue a 100", afirmó.