Los meteoros castigaron fundamentalmente en Luján -zona de uvas finas- y en el valle del Este -San Martín, Rivadavia, Junín y Santa Rosa- donde se produce más del 50% de las cosechas mendocinas. El viento y el granizo afectaron por franjas y con evidencias muy dispares en el daño sobre las cepas.

La Dirección de Contingencias Climáticas inspeccionaba las fincas este fin de semana evaluando el daño real, porque como es habitual los productores suponían ‘graves destrozos‘, sobre todo en el Este. En San Juan, las tormentas repitieron el viento y las cascadas de agua, pero la caída de granizo fue tenue.

De todas maneras los especialistas proponen -en todo el oeste vitivinícola- acelerar las curas para combatir las enfermedades criptogámicas -botritis y peronóspora, sobre todo- que propicia la alta humedad reinante. En síntesis, pese a esto evoluciona en la región la impresión técnica de que ‘la viña viene bien‘ y que ‘esta puede ser una buena cosecha si el cielo no dice lo contrario‘.

En el escenario del mercado, los precios siguen rondando los valores de las últimas semanas. Según el informe de la Bolsa de Comercio -para contratos registrados- hubo una ligera baja en los tintos, que se movieron entre $1,80 y $1,90 (el operativo del gobierno propuso aquí $2,15 por litro) y los tintos varietales sin certificar andan por encima de los $2,50. En los blancos el panorama no ha cambiado: entre $0,95 y $1 para la generalidad promedio, los escurridos, con genéricos que superaron la barrera de $1,30. El que no sufrió variantes es el sulfitado que se comercializó a $1,20 valor promedio.

SUBSIDIOS
Por el momento, no se discute el sinceramiento que ha decidido afrontar el Gobierno nacional recortando el paquete de subsidios a distintos sectores económicos del país en un proceso que seguramente llevará tiempo a la hora de instrumentarlo. El sistema era insostenible (74.000 millones de pesos anuales).

El temor que asoma, es que finalmente, la economía se ‘enfríe‘ y el consumo se frene de forma violenta. La famosa incógnita sobre si el aterrizaje es forzoso y áspero o suave y controlado. De ésta preocupación se hizo eco la industria vitivinícola. ‘Si a las industrias, que funcionaban con tarifas subsidiadas les recortan el subsidio, tendrán incrementos en sus costos de producción, los que luego trasladarán a los precios‘, explicó un dirigente vitivinícola.

Y agregó, ‘si esa situación la multiplicamos por cada uno de los eslabones de la cadena productiva de la actividad -proveedores de insumos, por ejemplo-, vamos a estar frente a un panorama complicado‘, admitió el empresario. Recordó además, que las exportaciones vitivinícolas de vino fraccionado están cayendo, producto de una pérdida de competitividad -inflación, dólar chato, incremento de costos- frente a los competidores del mundo. La incógnita del sector, es por un lado si es capaz de soportar el recorte de subsidios sin trasladarlo a los precios y si -en caso del traslado- cómo responderá finalmente el consumo.

Por eso es oportuna la investigación de economistas de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCuyo (ver al lado) en la que quedó reflejado que la industria genera 113 mil empleos directos e indirectos y se apoya en el mercado interno, que ocupa casi el 70% del negocio. Esto se traduce en una facturación que supera los $9 mil millones. Además, dice que aporta más valor agregado por hectárea que la soja.