Los precios de los combustibles se encaminan hacia un nuevo aumento desde el fin de semana que viene. La combinación de la suba del petróleo crudo a nivel internacional (se utiliza la variedad Brent) y una nueva depreciación del peso frente al dólar encendieron las alarmas en las petroleras. Aunque las compañías todavía no lo definieron, se habla de un incremento de entre 3% y 5%.

El mercado de las estaciones locales se divide en dos grupos: las que tienen que comprar petróleo para refinar (como Raizen, que posee la marca Shell en el país, o Puma) y las petroleras integradas (YPF, PAE) que están tanto en el negocio de producción como el de refinación. Estas últimas cuentan con más margen para ir traspasando los aumentos a los consumidores.

El barril de Brent subió de US$ 69, que fue el cierre de marzo, a US$ 71, que es el importe de estos días. El dólar, mientras tanto, se fortaleció frente al peso: en el mes pasado, había llegado a $ 44,60, mientras que ahora está en $ 46,90. Ambos movimientos deben trasladarse a las estaciones, según estiman las petroleras.

El lunes se seguirá conversando sobre el tema,con la idea que los nuevos importes lleguen a los surtidores hacia el fin de semana próximo.

Las remarcaciones están impactando sobre las ventas y eso también modera las subas. Raizen, que maneja Shell, estimaba una remarcación de 11% en abril, para recomponer sus aumentos de costos de marzo. Después, aplicó un 9%. Pero como YPF fue con la mitad de ese aumento -4,5%-, la cadena de estaciones tuvo que disminuir para quedar igual que sus competidores.

Las marcas nuevas que se suman al mercado -Dapsa, Gulf y Puma,que ya está cuarta- cuentan que sus posibilidades de crecimiento están ligadas a cierta estabilidad del tipo de cambio. En ese sentido, el escenario de marzo-abril fue diferente al de enero-febrero, cuando el peso no se depreciaba a la velocidad de las últimas 6 semanas.

Cuando presentó los productos esenciales, el Gobierno buscó que otros precios de la economía se mantengan estables. En ese sentido, los proveedores que garantizan abastecimiento de sus productos esperaban que las petroleras estuvieran dispuestas a no realizar incrementos. Sin embargo, en ese sector descartan la posibilidad a menos que se trate de una imposición política.