Nota de ambito.com

Con un aumento de 12,5% de la base imponible, sólo los autos de más de $2.600.000 de precio al público quedarán alcanzados desde el 1 de diciembre por el pago de impuestos internos. La AFIP publicó oficialmente los nuevos valores para este tributo que apunta a los vehículos de alta gama o Premium. Hasta el 30 de noviembre, seguirá vigente la escala actual que tiene el tope en alrededor de $2.290.000. No hay un valor exacto debido a que varía según el margen comisional que aplique cada empresa.

Actualmente, la base imponible de valor de venta a concesionarias es de $1.626.763 y pasará el mes próximo a $1.831.084 y regirá hasta el 29 de febrero. A eso hay que sumarle el pago del IVA y la comisión del dealer para llegar al valor final. La actualización se realiza trimestralmente. En esta oportunidad es en base a la inflación acumulada entre julio, agosto y septiembre, aunque comience a regir en diciembre. Esto se debe a que la inflación de septiembre se conoce a mediados de octubre y, por problemas de implementación, se necesitan más días para su puesta en marcha.

Este tributo se comenzó a pagar durante el gobierno kirchnerista y en 2014 se aumentó la carga impositiva, durante la gestión de Axel Kicillof en el ministerio de Economía. En la campaña del 2015, el entonces candidato Mauricio Macri, había prometido eliminarlo. Si bien modificó las escalas para atenuar el impacto, se despedirá sin cumplir con su promesa.

El problema de este gravamen – que tiene un alícuota de 20% - es que, por la forma en que se aplica, los 0km que quedan afectados, sufren un aumento del 25% sobre el valor de la unidad, lo que hace que esos modelos queden descolocados contra la competencia.

Es por eso que muchas marcas deciden “topear” los autos justo debajo de la base imponible para no ser castigados con un mayor peso impositivo. Eso altera todas las escalas de precios de los demás modelos. Hace unos meses, la asociación que agrupa a las terminales (ADEFA) había solicitado que subieran más la base imponible porque estaba afectando a modelos de producción nacional pero el pedido no tuvo respuesta positiva. También el reclamo era porque muchos modelos que están fijados en dólares, al devaluarse el peso, caen en el pago del tributo y, en la práctica, por el encarecimiento, dejan de venderse.

Desde las empresas le reclaman al Gobierno, desde hace años, que al perder ventas por los precios elevados, se afecta la recaudación, el principal objetivo de un impuesto. La justificación de los funcionarios se basó en el costo político que tendrían quitarle impuestos a un segmento de autos considerados de lujo.