Finalmente, el INV estiró la expectativa y decidió esperar hasta el 28 de diciembre para anunciar el pronóstico de cosecha. Los viejos conocedores del devenir de las cepas ya intuyen algunas mermas puntuales en distintos oasis productivos -fundamentalmente de San Juan y el Este de Mendoza- que sin embargo no presuponen grandes bajas en la cosecha regional del Oeste vitivinícola. Guillermo García adelantó que en el 50% de la producción nacional no se advierten mayores problemas e incluso, los enólogos del Instituto arriesgan que ‘vienen muy bien‘. Admiten sin embargo, los daños en el cepaje de las rústicas en áreas puntuales de San Juan y en el Este mendocino. Son los viñedos que fundamentalmente abastecen el afligido ‘blanco escurrido‘ y que nutren la industria del mosto. En los principales distritos productores donde golpeó el clima, caso San Juan -Sarmiento, Pocito, 25 de Mayo, 9 de Julio, Caucete, entre otros- los factores han sido la falta de agua para riego y las inclemencia del clima que golpeó con bruscos cambios de temperatura -fríos intensos que llegaron en algunas zonas a los 15 grados bajo cero y calores sofocantes-, lo que impactó en el normal desarrollo de las plantas.

En el departamento de Junín -en el oasis Este de Mendoza- las dos tormentas graniceras a finales de noviembre, causaron importantes pérdidas que se estiman podrían acercarse a los 90 o 100 millones de kilos en el área. El dirigente vitivinícola sanjuanino, Ángel Leotta, explicó que ‘en San Juan, la nueva cosecha viene con mermas importantes que llegarían al 20 o 25%, principalmente en los departamentos de Sarmiento, 25 de Mayo y Caucete‘. San Juan aporta históricamente alrededor del 25% de la cosecha total del Oeste vitivinícola. Según Leotta, en los municipios afectados -en los que se concentra el 70% de la producción sanjuanina- las uvas comunes (criollas y cerezas, principalmente) son las que evidencian el mayor deterioro. ‘Los racimos están muy corridos‘, comentó otro empresario bodeguero de San Juan que insistió en que ahora la mayor preocupación de los productores sanjuaninos está enfocada en el agua para riego. ‘Si no logramos regar convenientemente lo que resta de diciembre y fundamentalmente enero y febrero, el grano se va a quedar chico. El calibre del grano es fundamental: 1 milímetro menos en la circunferencia del grano, en el conteo final, son muchos kilos de uva menos en la producción local‘, concluyó el empresario.