Con la victoria de Alberto Fernández en las elecciones presidenciales, se abre hasta el próximo 10 de diciembre una nueva etapa en la Argentina, en la cual deberán convivir el presidente saliente Mauricio Macri, y el presidente electo, con miradas y necesidades muy diferentes uno del otro, en el marco de una situación económica y financiera muy deteriorada, con elevados índices de desconfianza en los ahorristas e inversores.

Frente a esta coyuntura, el mercado estará muy atento a cada una de las señales económicas y políticas que Fernández ofrezca como presidente electo, pero además será muy importante la forma en que se lleve adelante la transición política, es decir, si es coordinada, o por el contrario, si se profundizan los cortocircuitos que se observaron en las últimas semanas.

En principio, la menor diferencia de votos entre Fernández y Macri podría ser celebrada este por el mercado bursátil, cuyos precios presagiaban un escenario de mayor distancia para el actual presidente electo. El resultado además podría ayudar a descomprimir la fuerte demanda de dólares, de acuerdo a los operadores.

“Al margen de lo que el BCRA decida, estimamos que los bonos y acciones inicien la jornada del lunes con subas, aunque sin euforia. Prevemos un dólar estable o levemente arriba y la brecha igual. La poca diferencia es un dato clave”, dijo Sabrina Corujo de Portfolio.

Para Diego Martínez Burzaco, director de MB Inversiones: “Juntos por el Cambio realizó una elección muy razonable considerando de dónde veníamos. Creo que se le pone un límite claro al kirchnerismo, sobre todo en las grandes ciudades. Y eso es bueno. El mercado debería, a priori, festejar con la noticia, al menos de corto plazo”.

Lo cierto es que más allá de los gestos, declaraciones o intenciones, que condicionarán los precios de los activos argentinos, de corto plazo la mirada se centra en el mercado de cambios, y de eventuales medidas que profundicen los controles para limitar la sangría de reservas.

Endurecimiento del cepo

Entre tanto desconcierto que sobrevuela en el mercado, existía una certeza que se concretó a última hora del domingo: el BCRA reforzó el cepo.

El Banco Central decidió limitar desde este lunes a u$s200 por persona la compra de divisas en forma mensual, con el propósito de frenar la brusca salida de reservas. La limitación de u$s200 es para aquellas personas que hagan la operación vía homebanking, mientras que para las compras en efectivo sólo se podrán adquirir u$s100.

La fragilidad de la situación se observa nítidamente con el drenaje de reservas que hubo tras las PASO: se perdieron u$s 22.805 millones, y los activos del BCRA terminaron el último viernes en u$s43.503 millones, el menor nivel desde enero de 2017. La llamada fuga de capitales (formación de activos externos del sector privado no financiero) alcanzó los u$s3.000 millones en septiembre, un nivel menor a los u$s5.400 millones de agosto debido a los controles cambiarios impuestos, aunque todavía muestra un ritmo difícil de sostener.

La situación empeoró en la última semana en la que el Banco Central tuvo que intervenir en el mercado cambiario spot con más de u$s1.500 millones. “Esto refleja que el tipo de cambio oficial parece estar en un nivel por debajo de aquel que estabiliza la cuenta financiera del balance cambiario dado estos niveles elevados de incertidumbre”, analizaron desde Consultatio. Con todo, vale repasar las cotizaciones de los distintos tipos de cambio: CCL trepó arriba de $81, blue y dólar Bolsa subieron hasta $75,75, mientras que los oficiales terminaron la semana en $65 para el minorista, y $60 para el mayorista. Mientras, la brecha cambiaria subió unos 10 puntos porcentuales hasta el 35%, máximos desde el restablecimiento de los controles cambiarios.

A la espera de señales hacia la transición

Luego del segundo debate presidencial, la expectativa de una transición cooperativa se deterioró fuertemente y eso, en parte, fue lo que explicó la dinámica negativa de mercado durante la semana pasada. Por esto, será importante ver qué señales envía Fernández en los primeros días de esta semana. “Sería positivo que convoque a una reunión con el presidente en ejercicio para coordinar una transición y que no le ejerza presión con anuncios de Gobierno y/o enviando proyectos al Congreso de manera unilateral”, coinciden operadores. Claro que también jugará la actitud que tome Macri: ayudaría mucho que se muestre predispuesto a trabajar en la transición de Gobierno.

Con acotado margen de maniobra, en el mercado creen que el “plan peronista” que lance Alberto Fernández deberá contener tanto medidas heterodoxas como ortodoxas. El mismo candidato lo admitió en el primer debate. La gran incógnita es saber cuáles de esas medidas podrían aparecer primero, ya que ello podría tener alta repercusión en los precios de los activos financieros.

“La necesidad política, la lectura sobre la situación social en nuestro país y los sucesos acontecidos en Chile y Ecuador podrían actuar a favor de que primero se difundan medidas heterodoxas, que lleven alivio a la gente. El problema es que estas medidas podrían ser interpretadas como fiscalmente expansivas, poniendo en dudas las chances del Reperfilamiento con el que tanto sueña el “lobby” financiero internacional”, advierten desde Delphos Investent.

Respecto a los nombres del futuro ministro de Economía: ¿nombrará a una figura fuerte? ¿Con un perfil "productivista" o "financiero"? En el mercado no dan demasiadas vueltas y creen que la complejidad de la situación demanda un "súper ministro" en Economía con un perfil "financiero", dado que la situación macro se podrá encarrilar a partir de cómo se resuelva la cuestión de la deuda pública. De ahí los nombres de Redrado o Nielsen, (Lavagna o Melconian suenan por ahora más inverosímiles). Por el contrario, Kulfas y Todesca estarían más en línea con un perfil más productivista y una figura no tan fuerte para el actual momento que transita el país.

Por su parte, para los especialistas la estrategia de Macri debería ser la de buscar como objetivo llegar al 10 de diciembre lo más entero y con las cosas lo menos deterioradas posibles. “Los nuevos aires del #sisepuede lo han hecho pensar en ser la cabeza de la oposición, en una especie de renacer político dentro de la desgracia de salir derrotado de su reelección”, sostuvieron desde Delphos.

Las dudas del mercado sobre la deuda y el FMI

Desde las PASO del 11 de agosto, el mercado y la economía argentina transitaron una verdadera odisea. El deterioro de las valuaciones de los activos marchó al compás de la suba del riesgo país, la volatilidad cambiaria y la pérdida de confianza. “Además del shock político, el posterior reperfilamiento de la deuda, que incluyó un default inédito de pesos transaccionales, y el control de cambios de principios de septiembre aceleraron la agudización de un cuadro de situación que ya era complejo”, resaltaron desde GMA Capital.

En ese marco, la mayor incertidumbre de ahora en más pasará por el manejo de la deuda con acreedores privados y la relación con el FMI. En las últimas semanas se deslizó la posibilidad desde un canje “a la uruguaya” hasta uno con una quita de 40% promovido por el Fondo.

Los inversores esperan este mismo lunes algunas definiciones sobre cómo se refinanciará la deuda. ¿Fernández viajará próximamente a EEUU? “Hay muy poco margen de acción si no se dialoga con el Fondo”, advierten en la City, al recordar que los casos exitosos de renegociación de la deuda, como los de Ucrania, Uruguay, o Portugal, el FMI fue clave.

Mientras tanto, en las valuaciones actuales de los bonos (paridades de 45% para la Ley NY y de 38% para títulos Ley Argentina) se descuenta un canje que no sería amigable para los tenedores.

“La explicación descansa en el hecho de que la deuda debe ser sustentable y no parecería haber voluntad para iniciar un proceso de ajuste fiscal que alivie esa carga”, leen los analistas entre las cartas que jugó hasta ahora Fernández. Entre las prioridades que debería perseguir Argentina, asoman según los especialistas: encarar una renegociación de deuda preventiva (sin entrar en default), tanto con el FMI como con acreedores privados, y comenzar a mostrar indicios de un programa económico integral con consistencia fiscal y monetaria, algo inédito en la historia reciente del país.

Fuente: Ambito