Diego Berger, coordinador de Proyectos Internacionales de la empresa nacional de agua Mekorot, en Israel, consideró que las dos principales falencias que tiene la provincia de San Juan en materia hídrica son el factor cultural -falta concientización sobre el valor de un recurso escaso- y el otro, de gestión del recurso. Sobre esto último consideró que se debe estudiar en profundidad cómo fueron los recursos hídricos hasta ahora, y medir el consumo en detalle. 'No se puede gestionar algo que esté estimado', cuestionó al ser consultado. El experto realizó ayer su primera visita a San Juan, tras la firma del convenio entre el gobierno provincial y Mekorot para que la empresa israelí realice el Plan Maestro para el manejo del agua, de manera de administrar de forma eficiente el escaso recurso hídrico. Estuvo a primera hora de la mañana en el ministerio de Obras poniéndose al tanto de cuál es la situación de la provincia en cuanto uso de agua, sistema de distribución y características, y mantuvo luego la primera reunión con los expertos que conforman la Mesa del Agua. El 1 de noviembre un equipo de la empresa estatal junto a especialistas sanjuaninos comenzarán a trazar el plan, en una tarea que se estima se prolongará por 18 meses.

La gente debe aprender a usar menos agua porque es un recurso limitado, no porque se la cobre.

Diego Berger

Coordinador proy. inter. Mekorot

Para el experto no hay dudas de que un factor crucial en la provincia es lograr un cambio cultural y que la gente cuide el agua y no la derroche, porque es un recurso finito y cada vez más escaso. El otro problema es de gestión integral del recurso, que comienza conociendo con exactitud con cuánta agua se cuenta, y cómo se usa. Para ejemplificarlo, contó cómo Israel logró vencer la crisis hídrica y convertirse en un país que produce más agua de la que necesita. Las diferencias que existen con San Juan son notables. Por empezar, en Israel se comenzó a medir el agua hace 67 años, en 1955. Y cuando notaron que las fuentes naturales no alcanzaban, comenzaron a reusar el agua de efluentes cloacales y domiciliarios para la agricultura. También implementaron la desalinización del agua del Mar Mediterráneo. Luego, todos los consumidores -ya sea residenciales como agrícolas o industriales- tienen medidor de agua y pagan por su consumo. Berger contó que la empresa estatal hídrica israelí es autosustentable, y todo el dinero proviene de la cuenta del agua. 'No tenemos un presupuesto estatal asignado', dijo a DIARIO DE CUYO. Con esos recursos financieros también se realizan proyectos nuevos, y se han invertido unos 700 millones de dólares en el último año. Al existir la necesidad de ser eficientes, las pérdidas de agua se han reducido: hoy ronda el 8% cuando en el 2005 era del 15%. O sea, las perdidas de agua se redujeron 47% en 17 años.

Respecto al consumo domiciliario, en Israel la gente paga un tarifa por m3 consumido, pero ese valor crece de acuerdo a cuánto usa cada hogar. Es decir, hay una segunda tarifa o cuota que es más alta, cuando el consumo supera ciertos límites. Si hay algún usuario que no puede pagar la tarifa, no lo hace, pero se le aplica un tope de metros cúbicos disponibles, para evitar el derroche. A su vez, Mekorot realiza el tratamiento de los líquidos y efluentes cloacales, los traslada por tuberías y lo distribuye entre los productores que compran ese tipo de agua, que es más barata.

En cuanto al uso agrícola, cuestionó que aquí se pague un canon anual, y advirtió que si fuera más eficiente, ''aquí podrían estar cultivando muchas más áreas''. Incluso indicó que con el mismo volumen de agua, o poco menos, allá se riegan 4 veces y medio más de áreas que en San Juan. También explicó que el productor paga por lo que realmente consume, y que recibe agua no de acuerdo a lo que quiere, sino a la disponibilidad que hay en el país. El productor tiene dos opciones: o paga el agua potable, o paga el agua de reúso que es un poco más barata que la primera. Pero Berger insistió en que el factor limitante es la disponibilidad de agua, y cuando aparece un agricultor nuevo que quiere hacer agricultura en un lugar, debe pedir una licencia a la autoridad del agua.

  • Usar menos agua

El especialista recomendó con urgencia concientizar a la población para que aprenda a usar menos agua, porque si ahora hay crisis hídrica, el futuro es peor por el cambio climático. Destacó que en Israel hay dos políticas que no cambiaron: una, la política de seguridad; y la otra es la política del agua.