El abandono de viñedos en la segunda provincia viticultora mas importante del país ha crecido notablemente en el ultimo quinquenio, según dan cuenta las entidades que los agrupan. De acuerdo a datos brindados por la Asociación de Viñateros de San Juan (AVI), del total de una muestra de 705 viñedos y 2.432 hectáreas de diferentes variedades de uvas de la provincia, en la actualidad están efectivamente en producción 513 viñedos y 1.770 hectáreas. El resto han sido abandonadas o tienen baja productividad.

Es decir, en los últimos cinco años se redujo un 27% la superficie vitivinícola sanjuanina y los productores dicen que los que están tirando la toalla lo hacen porque no pueden afrontar la pérdida de rentabilidad que viene sufriendo el sector.

La muestra es representativa de todos los valles viticolas sanjuaninos y equivale al 5% de la superficie real de hectáreas que hay en San Juan que oficialmente asciende a 47.394. Este tamaño de muestra es el que se utiliza para realizar las estadísticas y permite inferir lo que sucede con la totalidad de la superficie. En otras palabras, se puede decir que del total de uvas sanjuaninas, 34.598 productivas y 12.796 improductivas. ""Claro que esto se sabrá con exactitud el año que viene cuando se realice el nacional vitivinícola", advirtió Juan José Ramos, presidente de AVI.

En el INV no llevan este tipo de estadísticas y solo se da de baja un viñedo cuando éste definitivamente desapareció, ya sea porque se lo arrancó, se secó o se quemó, ya que mientras tanto, la planta puede seguir produciendo. Pero fuentes del organismo reconocen que el preocupante recorte del 27% no dista mucho de la realidad, y apuntan que coincide con la desaparición de prácticamente un tercio de pequeños productores, de entre 1 a 5 hectáreas, en los últimos años.

Juan José Ramos, presidente de AVI, dijo que a la par de que la uva no vale y el dólar ha perdido competitividad frente al peso se suman otros factores. Mencionó el desarrollo inmobiliario que se produjo en el mismo tiempo, que causó que ""muchos prefirieron vender que seguir produciendo"". En la entidad señalan que esto ocurrió en departamentos tradicionalmente viticultores como Zonda, Chimbas, Albardón, Pocito, Rawson y Santa Lucía. Allí se ven viñedos abandonados o que han sido reemplazados por loteos residenciales, y cuando se instala un barrio, al productor vecino le cuesta mantener la producción con gente al lado. Por ejemplo, el sistema de conducción hace que no le llegue bien el agua. En la entidad de productores también le echan la culpa a la "eclosión de una política adversa que se instaló" y señalan a la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) porque según dicen ""es por donde pasaban las políticas vitivinícolas y solo privilegia a la parte industrial en lugar del viñatero". ""Todo esto ha hecho que el productor desistiera de cuidar los viñedos", añadió Ramos.

Los productores señalan la temporada 2007/2008 como el punto de partida en el que la uva empezó a dejar de valer. Otro periodo adverso anterior fue del 2000 al 2001, sucedido por un ciclo positivo (2002 al 2006), con un dólar favorable que permitió un repunte de las exportaciones y que duró 5 años hasta comenzar el declive que aún se mantiene.


El consumo
 

Actualmente, el abandono de viñedos coincide con la caída del consumo, aunque por otras causas. En la entidad recuerdan que se ha pasado de 31 litros per cápita en el 2004, a los 21 litros actuales, e indican que se ha perdido un tercio del consumo equivalente a unos 400 millones de litros.

Bodegas

54,6 por ciento se redujo la cantidad de bodegas elaboradora en la provincia. Pasaron de 260 establecimientos registrados hace cinco años a 118 inscriptas en el año pasado.