Paulatinamente, la producción comienza a mostrar signos de recuperación aun cuando el país se encuentra sumido en el punto más alto de la pandemia del coronavirus. Durante julio, el 32% de las empresas se encuentra produciendo en niveles iguales o superiores a la prepandemia, aunque claro, esta normalidad deriva en nuevos costos para las empresas que deben cumplir con los protocolos sanitarios.

Si bien los datos comienzan a ser alentadores, durante julio, un 6% de empresas continuaba con su producción paralizada y un 62% de establecimientos operaba con caídas mayores al 25%, según se desprende el 4º informe del Impacto del Covid en empresas, realizado por el Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU-UIA).

En cuanto a las ventas, el mes pasado un 32% de las empresas tuvo ventas iguales o mayores a las de antes de la pandemia, pero el 46% de las empresas todavía enfrentaba caída de las ventas superior a 30% y otro 22% registraba caídas de hasta el 30%.

Esto datos van en línea con el Informe de Panorama Productivo de agosto, en donde el Ministerio de Desarrollo Productivo sostuvo que “la economía argentina ingresó en la segunda mitad de 2020 con signos de recuperación mayores a los esperados”.

Volviendo a la encuesta del CEU, debido a la implementación de protocolos para garantizar la salud de los trabajadores y la dimensión sanitaria de la producción, las empresas enfrentan nuevos costos. “Un 48% asumió el costo del traslado del personal –en PBA y CABA el porcentaje asciende a 64%–, que equivale en promedio a un 17% de la masa salarial, mientras que un 22% de empresas se hizo cargo del testeo preventivo de trabajadores”, indica el relevamiento.

A esto se suma que hay un 14% de los trabajadores licenciados, principalmente por tener más de 60 años o por presentar factores de riesgo, algo que preocupa a las empresas. Además, también impactan las suspensiones regladas en artículo 223 bis. La menor dotación de personal, también deviene en un incremento de los costos de forma indirecta.

“Las limitaciones de personal genera que baje la productividad y por lo tanto suban los costos fijos. Es decir, los costos fijos habituales se prorratean sobre una producción más pequeña. Estás limitado por la pandemia en la cantidad de personas que trabajan en la planta y por lo tanto hay algunas fábricas que no pueden poner toda su capacidad a funcionar por este motivo”, explicó en diálogo con Ámbito, Damián Regalini, empresario textil y presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Medias.

Al respecto, el empresario textil y vicepresidente de Industriales Pymes Argentinos, Marco Meloni, indicó que “en una pyme cuyo promedio de trabajadores, sobre un universo total de 600 mil empresas, es menor a 10 por establecimiento, este costo no influye”. Además, agregó que “los formadores de precios aumentan por arriba de la inflación, pero los pymes seguimos los valores pos inflación, pero sin aumento de la nafta, el gas, la electricidad y el peaje, entonces eso se netea. Si el costo te aumenta es por insumos monopólicos o falta de las cantidades vendidas para prorratear costos fijos”.

Otra de las dificultades es la limitación del transporte interjurisdireccional, y riesgo devenidos del transporte público. En ese contexto, hay actividades que deben asumir el costo del transporte. “El tema transporte que es bastante significativo; estoy gastando fortunas en Uber y remises”, afirmó un empresario pyme de un rubro no esencial.

Los dirigentes empresarios consideran que estos nuevos costos se achicarán cuando pase la pandemia. La realidad es que hoy cada producto lleva un poco más de costo fijo, ya que sin la pandemia iría distribuido en más producción por establecimiento y bajaría debido a la vuelta a la normalidad en el transporte y demás exigencias de salud.

Si bien, la “nueva normalidad” de producir mientras continúa la pandemia acarrea nuevos costos, hay una serie de valores que se mantienen sin aumento, y ofician de una especie de compensación. Además, hay una considerable reducción del costo de financiamiento, algo que durante el gobierno de Mauricio Macri fue un verdadero flagelo, con tasas de descuento de cheque que llegaron a superar el 100%.

Al respecto, un empresario pyme aseguro a Ámbito que “ha bajado considerablemente el costo de financiación. Aunque sigue siendo alto, es tres veces más barato”. Y como ejemplo afirmó que “hoy puedo vender cheques al 19% cuando hace siete meses si los hubiera querido vender el costo hubiese sido arriba de 60%. Yo pude elegir no vender en ese momento porque más o menos tuve las finanzas ordenadas para que no suceda, pero lo mayoría de mis colegas tuvo que vender cheques a esa tasa”.

En la misma línea, Meloni analizó: “Todo es relativo. Si mi actividad (la textil) hoy es poco menor que el año pasado se compensa con la baja de tasa a la mitad para financiarme. Sectorialmente, el textil no indumentaria está igual o ya por arriba en actividad que hace un año, por eso te digo que es relativo”.

Hacia adelante, el relevamiento del CEU-UIA indica que las expectativas empresarias hacia fin de año muestran una ligera mejora. “Sólo el 2% de empresas estima que su producción estará frenada y el 39% prevé producir casi igual o más que antes de la pandemia”, señala el informe. Sin embargo, un 58% de las empresas todavía estima que seguirá operando con fuertes caídas.

Fuente: ambito.com