Temeroso de que vuelva a repetirse lo de hace tres años, el eslabón mas débil de la cadena vitivinícola insistió otra vez ante las autoridades nacionales para que se sancione una ley que frene en el futuro la importación de vinos a granel. El pedido lo hizo la Federación de Viñateros, que lidera Eduardo Garcés, que ayer envió una nota al ministro de Agricultura de la Nación, Luis Basterra, -con copia a los directivos del Instituto Nacional de Vitivinicultura- donde reclama que se siga el ejemplo de Brasil que pone topes a los ingresos vinicos de otros países. Propone que una eventual ley indique que los vinos solo puedan comercializarse en su recipiente original, estando prohibida cualquier alteración de marca o clase, y que se prohiba la importación de vinos y sus derivados en recipientes con capacidad superior a 5 litros. Un pedido similar de la entidad se materializó en marzo pasado, cuando antes de empezar la pandemia, Basterra recibió al gobernador Uñac, al ministro de Producción local y al propio Garcés, para analizar la política vitivinícola. Ahora el tema volvió al tapete cuando el INV dio a conocer que han caído casi a la mitad los stocks de vinos del país -de 6,5 meses de stock que había en febrero, a sólo 3,5 meses ahora- a causa del aumento de ventas en el mercado interno y externo. Esos meses son equilibrados en este momento. Pero tal como dice el refrán, "quien se quemó con leche, ve la vaca y llora", los viñateros ya ven aparecer el fantasma de la importación a granel que causó un sobrestock fuerte en el país en el 2017 bajo la conducción de Macri (ver recuadro) y que derrumbó los precios al eslabón primario.

Los viñateros siempre destacan que cuando hay excedentes vínicos, la uva no vale para el productor porque hay demasiado stock; y cuando no hay excedentes, se trae vino de afuera y la uva tampoco vale para el productor.

"Antes de que pase lo del 2017 y 2018, exigimos su legislación inmediatamente", dijo Garcés. Agregó que en Brasil se consume el 89% de vino importado, "pero es todo fraccionado, nadie puede ingresar a granel".

En la entidad destacan que el temor al vino en gran volumen proveniente de otros países es que ingrese con altas unidades de color, y que aquí algunos bodegueros inescrupulosos lo "estiren" con otros vinos de menos color para lograr incluso más volumen. Todas esa maniobras apuntan a una baja notoria de los precios de la materia prima.

Pero lo cierto es que en el contexto actual todavía no están dadas las condiciones para que las bodegas argentinas importen vino a granel.

De todos modos, las autoridades del INV tomaron nota del pedido, pero no harán declaraciones hasta que se analice el contexto con las autoridades del Ministerio de Agricultura, de quien depende el instituto.

En el sector vitivinícola no obstante se analiza que prohibir el ingreso de granel por ley es una decisión difícil, y que puede poner frenos en momentos en que el país esta pidiendo lo contrario al resto del mundo, es decir; que haya una mayor apertura y eso implica una reciprocidad en las negociaciones.

Por ejemplo, se le esta pidiendo a Rusia que cambie la ley que en ese país prohíbe importar vino a granel, porque Argentina quieren ingresar con esos caldo a ese destino. Además, el fuerte incremento de exportaciones que hay en este momento está traccionado precisamente por los envíos a granel, con España y China entre los principales compradores.

El vino a granel marcó el crecimiento global en volumen al pasar en solo un año de 29 a 90 millones de litros (+210%), superando al envasado como primer vino exportado por Argentina, al crecer éste apenas un 1%, hasta los 85 millones. Fuentes oficiales indicaron además que en el hipotético caso de que asome la intención de las bodegas de importar, la actual conducción nacional siempre va a dar prioridad al mercado interno, y va a proteger su producción.

Los peores años para los productores


De acuerdo a cifras oficiales del INV, en el año 2017 las importaciones de vino a granel fueron el gran protagonista de la vitivinicultura argentina, ingresando un volumen de 801.571 hectolitros en todo el año, un crecimiento del 769,1% en relación al 2016, con 90.000 hectolitros. En cambio en el 2018 la tendencia se revirtió y la importación de caldos tuvo una caída alrededor del 98% en relación al año anterior, al ingresar solo 20,308 hectolitros. El mayor volumen importado correspondió a vinos tintos, con el 98,8% y el principal país de origen fue Chile.

Los principales compradores


España ha pasado de apenas tener relevancia para el vino argentino en el primer semestre de 2019, con 330.546 litros, a situarse como primer mercado en el mismo período de 2020, con 34,6 millones de litros, casi todo a granel. Este gran crecimiento se dio en los tres primeros meses de 2020.

China fue el otro gran protagonista del aumento global, pasando de menos de 2 millones de litros a superar los 19 millones, igualmente por el desarrollo del granel, como también confirman las aduanas chinas en sus datos de importación. Argentina es el único gran proveedor mundial que aumenta sus ventas de vino a China en este 2020.