¿Quiénes son los productores de conocimiento en nuestro país y quiénes los artífices o hacedores de cultura? En ambos casos estas dos cuestiones se hacen una en su respuesta. Nos debe sorprender que luego de transitar por más de treinta años ininterrumpidos de democracia el interés y la ideología hayan superado al bien común, a la educación y al consenso. 


El interrogante se valida a partir de quienes no tuvieron jamás la intención de promover el conocimiento en el pueblo, ocupándose verdaderamente de sus necesidades, sino que los intereses de políticos en sus funcionarios son extraordinarios frente a aquellos. Cada proceso eleccionario parece revitalizar aún más cuestiones que aplastan por completo el carácter constitucional de la alternancia en el poder, "están los que están siempre''. Los funcionarios de hoy muestran obras, pero no exhiben proyectos y menos aún lo someten a consideración de las comunidades vecinales o del pueblo mismo. Se puede comprobar que día a día desde las pequeñas obras hasta las más monumentales, no se rinde cuenta al ciudadano, es decir, el ciudadano no conoce ninguna de estas iniciativas y menos aún se las pone a su consideración. Empresas "X'', licitaciones "X'' o tercerizaciones modelan a nuestro alrededor y nos sorprenden cada día con elevadísimos presupuestos que el ciudadano, la gente común, el simple habitante, no conoce. Es que ¿se eligen funcionarios para que operen a hurtadillas? No se puede concebir que el voto aliente esta "capacidad'' o quizás la posibilidad de un salvataje propio, evidentemente al margen de las normas establecidas, cuando todos estamos en la misma situación, o mejor dicho cuando todos somos iguales para esta tierra.


Por otra parte quienes procuran los grandes cambios sociales o las transformaciones institucionales, ¿quieren lo mejor para el desarrollo de la persona y progresión de la familia? Parece que la respuesta es tan esquiva que cada vez hay menos presupuesto para la educación, la producción del conocimiento y la optimización de la cultura. ¿Por qué entonces un cambio cultural? Simplemente porque nuestra cultura no alcanza, no supera las expectativas y se torna rutinaria respondiendo solamente a festividades y eventos y no mostrando un progreso para el ser humano. Esto es lo que las generaciones presentes y futuras tomarán o Argentina tendrá que producir un auténtico cambio cultural.