Cuando se pensaba que en estas semanas previas a las elecciones primarias, los candidatos de las distintas fuerzas políticas, abordarían temas de real importancia para la vida institucional y la recuperación del país, nos encontramos que el gran debate nacional que se esperaba quedó reducido a una serie de promesas y artilugios destinados especialmente a obtener los votos que aseguren el triunfo que, como se sabe, en forma muy ajustada será para algunas de las dos fuerzas que han polarizado esta compulsa, Juntos por el Cambio o el Frente de Todos.


El presidente Mauricio Macri, al proponer hace un par de meses diez puntos fundamentales sobre los que debía girar una mesa de diálogo, representada por todas las fuerzas políticas del país, dejó sentadas las bases de los temas más urgentes sobre los que se debía alcanzar un consenso. Pero en esta campaña electoral poco y nada se tuvo en cuenta esas urgencias y ninguno de los temas ha sido tratado en profundidad por los candidatos.


Uno de los aspectos que han sido dejados de lado y sobre los que se tendría que haber profundizado es la situación grave y delicada que vive el país, por no decir crucial, respecto del funcionamiento de sus instituciones. En este sentido habría que poner énfasis en aquellas iniciativas que propicien la unidad como una forma de demostrar que los argentinos somos capaces de trabajar en conjunto para sacar la nación adelante.


Tampoco se ha insistido en la necesidad de que todos los sectores políticos deben contribuir a un consenso y aprovechar esa mesa de diálogo propuesta, ya que representa un gesto que debe ser aprovechado porque no es usual dentro de la política argentina. Lo más común de nuestra dirigencia es la confrontación que termina enfrentando a todos muy lejos de la unidad que debe prevalecer entre los argentinos.


Todos estos puntos son básicos para la nueva etapa democrática a iniciarse en octubre próximo, pero que estuvieron ausentes entre las propuestas electorales que sólo apuntaron a cautivar a los votantes con propuestas que no están a la altura de las necesidades que tiene el país.


Ojalá que en el otro tramo de la campaña, el que queda hasta octubre, aparezcan propuestas más sustanciales que apunten a cómo salvar al país y dejen de lado el sólo propósito de cosechar votos con promesas que no se sabe si se van a cumplir.