En una dura nota fechada en Washington el 1 de este mes, pero que ahora trasciende a la prensa, Estados Unidos advirtió a la Unión Europea que sus actuales planes de defensa están poniendo en peligro décadas de integración de la industria de defensa transatlántica y de cooperación militar a través de la OTAN. La reacción de la Casa Blanca surge luego de que el Parlamento Europeo aprobara un fondo de defensa de 13.000 millones de euros para el período 2020-2027, mediante una cooperación permanente estructurada por la que 25 países de la UE han iniciado el desarrollo de 34 proyectos de armamentos.


Esta política deja de lado a la industria armamentista norteamericana en un momento en que sus aliados europeos apuntan a la integración militar, aumentando considerablemente el gasto en defensa y con desarrollo propio, dejando de lado a las tradicionales compras de armamento de EEUU, el mayor exportador del mundo. Por eso este giro se observa como un plan europeo inédito con un gran impacto en las importaciones estadounidenses y un reto para Donald Trump.


Por ello las amenazas veladas o directas de Washington sobre represalias políticas y comerciales si Bruselas insiste en desarrollar emprendimientos europeos de defensa sin dar participación a la industria bélica estadounidense o de terceros países aliados. Se alude a Italia, el Reino Unido y Finlandia que encabezan la lista de los 20 países que más material militar norteamericano adquieren anualmente.


El durísimo texto de la misiva de la Administración Trump acusa a la UE de desarrollar sus capacidades militares de una manera que produce la duplicación de elementos y sistemas militares que no son compatibles con los actuales equipamientos, de la dispersión de los escasos recursos de defensa y de una competencia innecesaria entre la OTAN y la comunidad europea. Esto es porque se estarían probando equipos y armas que no son integrativos con los sistemas que comparten las fuerzas occidentales.


Las alarmas políticas de EEUU se dispararon con el Brexit porque los británicos con apoyo alemán eran garantía en la estrategia europea de defensa, pero sin el Reino Unido y el acercamiento de Alemania a Francia en materia militar, más la irrupción de la Comisión Europea en la seguridad, un terreno que le era vedado, han abierto otro frente de batalla de Trump con repercusión en la industria bélica y la hegemonía estratégica global de EEUU.