El petróleo, considerado desde siempre como la principal fuente de energía del mundo, en el inicio del Siglo XXI ha comenzado a dar lugar a otras energías alternativas, correspondiéndole a la electricidad un lugar de privilegio a la hora de producir energías limpias en la lucha por enfrentar al calentamiento global.


En nuestro país, hasta ahora, la generación de energía eléctrica ha estado reservada a los emprendimientos hidroeléctricos localizados en las principales cuencas hídricas, pero puede ser producida de otras fuentes, desde el gas natural y la energía nucelar hasta el viento, el sol y la biomasa. En la opinión de los especialistas ha llegado el momento de comenzar a diversificar los medios de generación de energía, como una forma de contrarrestar las crisis que periódicamente se presentan con la provisión. Un país que desea progresar debe contar con una matriz de generación de energía amplia y diversa, que le garantice una provisión constante y sin interrupciones.


En la Argentina, si bien contamos con algunas plantas nucleares como Atucha I y II y Embalse, los parque eólicos y solares para generar energía eléctrica son escasos y recién se están difundiendo.


Nuestra provincia, gracias al plan Renovar tiene muy buenas perspectivas de convertirse en una importante proveedora de energía de origen solar al contar con varios proyectos en marcha para la instalación de parques solares. Al parque de Cañada Honda, instalado en 2012 se sumarán ahora los parques Ullum I, II y III y los Cordillera Solar I y II, para los que ya comenzaron a llegar los módulos fotovoltaicos.


En lo que no se ha avanzado mucho es en energía eólica, ya que una de las únicas experiencias fue la de la minera ex Barrick de instalar un generador en la mina de Veladero, en la cordillera sanjuanina.


De todas formas hay que tener en cuenta que a diferencia del petróleo, la electricidad tiene algunos inconvenientes que hacen difícil el objetivo de que todo funcione mediante esta energía. Es difícil de almacenar, pierde impulso cuando se la traslada a grandes distancias y su transmisión y distribución requieren de una intervención regulatoria directa. A pesar de todos esos inconvenientes podemos asegurar que la electricidad será la energía que se impondrá en el planeta por lo que es importante que países como el nuestro avancen lo más rápido posible en la transición que implica su uso.