En las 27 naciones integrantes de la Unión Europea entró en vigencia este mes el "Derecho a reparar", una medida que obliga a las empresas de electrodomésticos a poder arreglar sus productos durante 10 años, asegurando al usuario repuestos y la posibilidad de superar un desperfecto con herramientas comunes. Para ello en los equipos nuevos deberá entregarse un manual de reparación junto con la garantía e instrucciones que recibe quien adquirente el artefacto, dice la norma.


La disposición es resultado del seguimiento de las autoridades a las denuncias de entidades de usuarios y de grupos ambientalistas, unos por el rápido deterioro del bien durable que obliga a desecharlo y los ecologistas por la huella ecológica que deja la acumulación de la chatarra y residuos electrónicos en el continente, estimada en 16 kilos por personas cada año, y solo un 40% se recicla. Por ello la UE ha dictado una serie de medidas ambientales apuntando a que los elementos del hogar sean más duraderos y con un consumo eléctrico altamente eficiente.


En toda Europa los fabricantes del rubro deben garantizar la existencia de repuestos durante una década, aunque algunas piezas sólo se suministren a empresas especializadas para que se instalen correctamente. Pero seguramente esta disposición obligará a cambiar sistemas fabriles ya que en general los electrodomésticos modernos tienen carcasas pegadas o remachadas, pero tampoco hay piezas de recambio para un dispositivo con un par de años de uso.


Muchas denuncias acusan a los fabricantes de diseñar sus dispositivos con obsolescencia programada a fin de lograr un rápido recambio, pero ahora el consumidor podrá elegir productos más duraderos o que se puedan reparar fácilmente, siempre que no afecten al medio ambiente como los viejos refrigeradores con gases nocivos.


En este cambio la UE no está sola, ya que en EEUU varios estados han aprobado leyes sobre el derecho a reparar equipos de uso masivo y con revisión de cuánta energía consumen los dispositivos y el agua de los lavarropas según el diseño ecológico. Suecia fue más lejos todavía: por su cuenta bajó el IVA a las piezas de recambio. Pero los ambientalistas quieren incluir también a celulares, computadoras y productos electrónicos pequeños que ahora se tiran a las montañas de basura electrónica que no siempre se puede reciclar de manera sustentable aun con metales útiles.